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—Al baño.

Definitivamente el baño siempre era mi salvación ante momentos incómodos. Pero quizás debía dejar de intentar escapar de todo "yendo al WC", y me di cuenta de ello cuando después de mirarme dos minutos enteros al espejo una empleada entró y me dijo:

—No pareces del tipo de Katsuki.

La voz femenina me sorprendió, en ese instante automáticamente busqué con la vista el logo en la puerta del baño para cerciorarme de que no estaba en los baños equivocados, y me asombró un tanto ver como la muchacha estaba en el baño de hombres como si nada. Me recompuse velozmente del pequeño shock provocado por la llegada de una mujer y reaccioné, respondiendo:

—¿Ah no? Y dime, ¿cuál es su tipo? —la miré entrar a un cubículo a través del espejo.

—No lo sé —respondió desde dentro —, pero no alguien como tú definitivamente. Digo, pareces un algodón de azúcar, alguien dulce e inocente.

—Oh, claro. No alguien como yo definitivamente —me giré para encararla cuando salió —. Digo, a él le gustan las que intentan alejar a un dulce e inocente chico de él.

—Mira, niño, vengo en buen plan, quiero ayudarte. Vete antes de que se vuelva adictivo, es como una droga. Y no hablo del sexo, o de su físico, hablo de él en general.

—Ay, por favor, ¿quién se puede volver adicto a alguien como él?

La mujer dio unos pasos hacia adelante, parándose enfrente mío para sujetar mis manos con un supuesto cariño maternal obviamente fingido. Su blusa con botones abiertos se cruzó por mi mirada causándome repulsión.

—Ha pasado, varias chicas terminan enamorándose y no son algo más que diversión de una noche —sacó de una pequeña bolsa Victoria's Secret un lápiz labial de un rojo bastante llamativo y se pintó. Tiró un beso al espejo para luego sacar rímel —. Si quieres, te puedo ayudar a salir de su mundo, y podrías empezar saliendo de este lugar. Por la puerta de empleados, claro.

Ella limpió los restos de labial de los alrededores de sus labios y guardó su kit de maquillaje al terminar lo suyo bajo mi asustada pero atenta mirada.

—No estoy seguro de esto... —la imagen de mi madre pasando un mal rato por culpa del psicópata de Katsuki me vino a la mente.

Omnisciente

Bakugō, al ver que el pecoso no regresaba se comenzó a desesperar por segundo. Se levantó con determinación, decidido a buscar al menor, grande fue su asombro al no divisar al chico en los baños pero, sin embargo, allí estaba ella. Antes de abrir la boca y perder tiempo, dirigió la vista al cartel para ver que fuera el baño de hombres. Al parecer no le importaba estar metida en los baños del género opuesto. Frunció el seño aún más de lo usual al ver por dónde iba el tema cuando ella bajó su ropa interior y se alzó la ceñida falda luego de poner el seguro.

—¿Dónde está?

—Al parecer los rumores eran ciertos, Katsuki está de vuelta en Japón y más guapo que nunca... Has crecido bastan-

—¿Dónde está?

—Espero que los segundos rumores no sean reales... —caminó hasta el rubio —. ¿ Es cierto que Katsuki dejó de ser mujeriego y que un chico es el responsable?

Si hay algo que Bakugō no tiene en este mudo, es paciencia, cuando Dios lo creó sustituyó esta por una inusual habilidad de fruncir las cejas cada vez más incluso cuando crees que llegó a su límite. aparte, es partidario de la igualdad de género, y ella lo averiguó por las malas.

—¿Dónde está? Tercera y última vez que te pregunto —espetó, agarrándola por el cuello contra la pared —. A la próxima, te quiebro el puto cuello.

El Asesino De Mi Inocencia [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora