Amargo || Ran Haitani

I can be your woman | 10

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*[contenido +18 / sexual]

Seguiste besándolo dándole paso entero a su lengua dentro de ti, se sentían ajenos a ustedes, solo siguiendo ese incesante deseo el uno por el otro.

Te llevo hasta la esquina del lavabo donde te sentó y empezó a quitarte lo que te quedaba de ropa sin dejar tus labios.

Cruzaste las piernas en su espalda aferrándote a él, haciendo que no se alejara ni un centímetro de tu cuerpo. Comenzó a dejar besos en el hueco de tu hombro mientras tú metías tus dedos en su cabello.

Estrujaste su cabello atrayéndolo con las piernas hacia ti, él estaba inmerso en dejar marcas al recorrer tu cuello y hombros.

Dejaste ir tu cabeza hacia atrás aceptando todo lo que te estaba dando. Se sentía tan bien tenerlo tan pegado de ti. Su boca era de lo mejor que habías sentido.

Su boca bajo hasta tus pechos comenzando a chupar uno de ellos, mientras que con su mano libre apretaba con fuerza el otro. 

Era extraño de explicar todo lo que sentías al momento de hacer esto, era como si te llevara hasta otro lugar desconocido, pero igual de emocionante, estabas un poco agradecida de que Ran fuera el primero al mostrarte los placeres que se puede brindar el ser humano. 

Dejo tus tetas para verte disfrutarlo, mostrándote tal como lo estabas sintiendo hacia él, llena de lujuria. Bajo sus manos hasta tus nalgas y comenzó a levantarte nuevamente. 

- Sostente o te tirare aquí - te susurro en el oído. 

Te agarraste con fuerza a él cuando empezó a caminar. Te llevo hasta la ducha y te pego contra la pared. Con una de sus manos encendió el agua haciendo que toda cayera en tu cuerpo, el agua era fría a propósito. 

Un jadeo se escapó de tu boca al sentir el líquido helado correr por tu espalda.

- A ver si así se te baja lo caliente - dijo llevando el chorro de agua a tu cara.   

El agua chorreando por tu rostro impedía que pudieras respirar adecuadamente

- No seas un idiota - le dijiste girando tu cara para evitar el agua. 

Una de sus manos apretó tu mandibula con fuerza, su agarre era fuerte y doloroso y obligaba a tu cara a mantenerse con la vista en el techo, recibiendo toda el agua. 

Te sentiste en peligro y con fuerza trataste de soltar tu cara de su agarre, pero era imposible, su fuerza concentrada en su mano era mucho mayor. 

Te soltó después de unos segundos y fue ahi cuando volviste a respirar adecuadamente, giraste la cabeza buscando escupir el agua que había entrado. 

- Debo controlar a mi perra - dijo moviendo tu cuerpo con sus manos para que tu coño estuviera cerca de su polla - ¿mi pequeña perra sera buena hoy?