Invierno | 24

9.4K 919 605
                                    

Te sientes tan cálida en ese abrazo, pero el tiempo sigue avanzando, y aunque quisieras ponerle una trabe a ese reloj sigue corriendo; como si el momento se acabará y perdiera en el espacio para jamás volver

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Te sientes tan cálida en ese abrazo, pero el tiempo sigue avanzando, y aunque quisieras ponerle una trabe a ese reloj sigue corriendo; como si el momento se acabará y perdiera en el espacio para jamás volver.

Así que decides quedarte en silencio, aprovechando estar en esa posición. Sus dedos recorren tu cuero cabelludo haciendo un masaje suave provocando tanta paz.

Las tenues respiraciones existen en la habitación indicando tranquilidad, sientes tu cabeza subir y bajar de su pecho tan lento que te vuelve a dar sueño. Sin embargo, es tarde, el cielo se vuelve claro y su luz entra a través de las cortinas que cubren la ventana.

Y como si fuera un castigo tus piernas duelen, pero aún más el dolor que se concentra en tu trasero por lo que fue la noche y parte de la madrugada anterior. Ran se volvió tan necesitado y tú tampoco le decías que no.

Ha pasado un tiempo desde que empezaron de nuevo con su trato, y desde entonces él va por ti cada viernes por la noche para llevarte a su casa y follarte tan duro como su cuerpo aguante, y es su cuerpo, porque incluso que tú tengas tantos orgasmos en una noche él no estará satisfecho hasta que sienta que lo ha hecho tantas veces como para disfrutarlo y recordarlo.

Es sábado por la mañana, debes hacer deberes en casa y tienes demasiada tarea pendiente, toda la que se acumula por la culpa de Ran.

- Debo irme - hablas en voz baja.

- No - contesta sin preocupaciones.

Suspiras y tratas de moverte, pero él te aprieta con fuerza de nuevo junto a él.

- Muy temprano para irte - dice dando un beso en tu frente con los ojos cerrados y moviéndote para que tú cabeza descanse en su brazo.

Te quedas un momento más, solo escuchando su respiración suave, resignada porque no es capaz de soltarte.

- Ran, no puedes estar rompiendo mi ropa interior cada que se te dé la gana - dices al darte cuenta de que estás completamente desnuda debajo de las sábanas.

- Te comprare más - contesta llevando su mano a tu pecho, pero tú la quitas y te mueves.

- Hablo en serio, no tengo nada en este momento.

Sale un quejido de su boca y no queriendo se levanta de la cama. Se cubre con una cobija que estaba en el piso y va hasta la parte de su armario donde demora un rato cambiándose.

Aparece de nuevo en la puerta y te avienta uno de sus boxers.

- Ponte eso - dice con una sonrisa.

- ¿Estás loco? Esto no me queda.

- No tengo más - sale una carcajada de su boca. Pero en el fondo le encanta verte con su ropa, porque después que se la entregas queda impregnada de tu olor.

Amargo || Ran HaitaniWhere stories live. Discover now