Extra | III

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| My dream |

⚠⚠⚠

—Me gusta tu falda — te dice Ran levantando la vista de su escritorio para ver como entras por la puerta de su oficina.

—Tú me la regalaste — respondes cerrando la perta detrás de ti y caminando hacia él.

Se levanta de su escritorio y camina hacia ti. Tiene una sonrisa que no puede ocultar, hay un ligero brillo en sus ojos al verte y siempre, desde que estas aquí, se ha sentido mejor que nunca.

—Claro, es que yo tengo un gusto extraordinario en la ropa — te dice vacilándote y acercándote más a ti para abrazarte con todas sus fuerzas.

La parte que adoras de su abrazo es poder escuchar su corazón latiendo o el calor que trae su cuerpo. Algo que antes parecía imposible ahora es una realidad. Una dulce y bonita realidad.

—¿Quién te mintió de esa manera? — preguntas con clara burla a sus palabras anteriores.

Agarra tu barbilla entre su mano y la eleva para que lo veas directamente. Está buscando responder a tu pregunta de una manera sarcástica, pero en este momento eso se vuelve imposible. Parece perderse en el inmenso universo de tus ojos, tan débil ante la sonrisa que le das y la manera en la que lo retas esperando escuchar algo, algo que no viene a su mente.

—Eres hermosa, realmente quiero hacerte de todo ahora mismo — te dice olvidando la plática anterior.

Un leve sonrojo aparece en tus mejillas y con tus manos empujas su pecho para separarte de él alejándote de lo que sea que su mente este planeando ahora mismo.

—¿Qué se supone que hace un criminal ahora mismo? — preguntas acercándote a su escritorio y ponerte al lado de su silla para examinar los papeles que tenía hace unos minutos en sus manos.

—Kokonoi idiota no quiso llamarle al nuevo socio y ahora yo tengo que hacer su trabajo — responde sentándose en la silla.

Levantas el puñado de papeles y lees entre líneas la información que contiene, tampoco es algo que te importe mucho, es egoísta, pero prefieres no tener nada que ver con lo que Bonten hace. Ran lo entiende, de hecho, le alegra que no quieras tener participación dentro de ese mundo, aunque a veces no suele importarle que leas la información confidencial que le dan porque confía plenamente en ti.

Y mientras lees las hojas Ran no ha dejado de observarte ni un segundo. Recarga su cabeza en la palma de su mano apoyada sobre el escritorio. La mirada de Ran siempre se ha sentido pesada, así que te percatas de inmediato, pero decides ignorarlo todo lo que puedes.

Todo hasta que esa mirada impide concentrarte en lo que lees, con tu mano mueves la cara de Ran para que no te vea, pero él es más rápido y agarra esa mano. Pasa sus dedos por el anillo que llevas y sonríe para después obligarte a que te pares entre el escritorio y él.

Empuja todo lo que tiene en la mesa y te obliga a sentarte.

Él apoya su cabeza en tu regazo y sigue observando el anillo que llevas. Tú por otro lado llevas tu mano libre a su cabello y juegas con los mechones morados y negros que tiene.

Y tal como es Haitani claramente no desaprovechar la oportunidad de sentir tu piel. Pasa una de sus manos por debajo de tu falda y recorre tus muslos con delicadeza. El calor de su mano arde sobre tu piel, es inevitable no sentir como la piel se te eriza por algo tan simple como eso.

—¿Haitani Ran no se supone que tienes trabajo? — le dices porque sabes que alguien podría cruzar la puerta de esa habitación en cualquier momento. Odiarías que su jefe lo hiciera, preferirías cualquier persona antes que él, no, preferirías que ninguna persona entrara.

Amargo || Ran HaitaniWhere stories live. Discover now