Extra | IV

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| siempre has sido parte de mi |

Si levantas la mirada puedes verlo, a través del cristal, sentado al lado de la mesa redonda de cristal en dónde mantiene una taza de café y un puñado de hojas desordenadas. Últimamente ha estado tomando mucho café y leyendo esas hojas una y otra vez.

Observa el paisaje verde mientras lleva un cigarro a su boca y se pierde en sus pensamientos. Sabes que a él no le gusta involucrarte en sus asuntos, pero, sinceramente siempre te sientes un poco intrigada y existe ese miedo porque le pase algo a él.

¿Que harías tú sin él?

Sinceramente podrías seguir tal cual estabas antes, antes de que después de ese tiempo en la cárcel él te encontrará. Claro, viviría en tus recuerdos pero no morirías sin ni lo encontrabas, después de todo era tu objetivo.

¿Quien se supone que serías si no lo hubieras encontrado?

Sabes, a veces es emocionante pensar en un "¿que tal si?"

Aunque la emoción se agota cuando no ves más allá de una muerte ¿De quién? Casi siempre cambia, a veces es Ran o a veces eres tú o los dos. Por eso sueles tenerle miedo a los pensamiento o a los sueños, últimamente más a los sueños. Ellos siempre te traen el recuerdo de tu padre.

Pero te sientes totalmente agradecida de que en realidad solo sean cosas en tu cabeza y que se dispersen cuando Ran logra abrazarte con fuerza y calor en la noche, sin decir nada y solo respirando tranquilamente dándole esa calma al ambiente.

Es por eso que sabes que si no lo hubieras encontrado nuevamente quizás la felicidad nunca hubieras encontrado.

No hubieras experimentado esas recetas nocturnas a su lado que terminaban en un desastre y ustedes dormidos abrazados en el sillón frente a la televisión encendida.

Tampoco cuando terminaban pegados a la chimenea simplemente viendo el fuego consumir la madera en un rojo tan llamativo.

Ni mucho menos hubieras tenido esas noches en la carretera, mientras el manejaba su carro alejándose de la ciudad y encontrando lugares magníficos escondidos a las afueras, o el simple hecho de verlo manejar baja las luces de las farolas a los lado de la carretera.

No hubieras tenido nada de eso si el no te hubiera encontrado. Solo hubiera sido miseria sin más.

—¿Dónde está Ran? — pregunta un hombre detrás de ti.

—Afuera — contestas saliendo te de tus pensamientos y volviendo a lo que estabas escribiendo.

—Si, acabo de verlo — responde Rindo abriendo el refrigerador de la cocina —¡Puaj! Ustedes dos par de gusanos no tienen nada bueno, ¿Para que sirven entonces si no es para alimentarme?

—Ni vives aquí idiota, no tenemos porque alimentarte — contestas cerrando la libreta para verlo seriamente mientras el busca entre las cosas del refrigerador.

—Lo mejor que me ha paso sinceramente, para no verte la cara de estúpida.

—Cara de estúpida la tuya — le avientas una manzana que había en la mesa logrando darle en la nuca y haciendo que un grito salga de su boca.

—Te voy a golepar la cara y no me va importar que te vayas a casar — dice enojado desabotonandose las mangas de la camisa y recorriendo la tela sobre sus brazos.

—No te tengo miedo — también te levantas de tu lugar y agarras el bolígrafo con el que escribías anteriormen, lo sostienes con fuerza y lo amenazas únicamente con eso.

—Dejen de pelear, parecen niños — dice Ran abriendo la puerta.

—"Piricin niñis" — Rin lo imita con un tono burlesco y tú te ríes por eso.

—¿A, qué quieren pelear? — dice Ran con un tono serio.

Observas a Rindo reírse de su hermano y solo levantar la manzana que le habías aventado anteriormente y usarla para amenazar a Ran ahora.

Es realmente un espectáculo verlos pelear de esa manera, sabes que están jugando y que así son, sabes que si pelearán de verdad el ambiente cambiaría drásticamente y la cosa no terminaría bien, nunca termina bien.

—Relamente era más pacífico cuando no nos hablábamos Rindo — dice Ran con un tono irónico mientras pasa de él y lleva la taza de café al fregadero.

Solo escuchas como la manzana golpea la cabeza de tu prometido y abres los ojos por clara sorpresa.

—¡Rindo hijo de puta! — grita Ran agarrando la taza para lanzarcela a su hermano, que con increíbles reflejos la toma en el aire evitando que caiga al piso.

—Mira de la que te he salvado, la basura que empezó esto se enojaría contigo — dice refiriéndose a ti y colocando la taza en la mesa.

Ellos ocasionalmente bromean con lo que paso en el pasado, es una forma de hacer ver qué esas cosas pasaron y no tuvieron mayor peso, realmente fueron muchas platicas entre ambos dónde casi siempre era Ran preguntando a Rindo sus sentimientos ya olvidados hacia ti.

Pero es bueno saber que eso ya se superó. En esta vida.

Rindo saca algo de su chaleco y intenta hacer que no se vea tan arrugado. Se prepara mentalmente mientras ustedes lo ven esperando que haga o diga algo.

—Toma — dice Rindo dirigiéndose a ti y dejando una hoja doblada y arrugada frente a ti —Leela a solas por favor — dice caminado hacia la puerta.

—¿Que significa esto Rindo? — pregunta Ran con clara duda.

—Es solo algo que le quiero decir a la basura antes de que se case contigo, descuida, no planeo arruinar tu sueño hermano, es algo diferente — dice Rindo.

Y es la verdad, es algo que ha querido decirte desde que sabe que te casarás con su hermano pero que no sabe cómo decirlo frente a ti porque sabe que las palabras no saldrán y que terminara balbuceando cosas sin sentido. Aunque también son cosas que traerán el pasado de nuevo a ti. ¿Buenas? ¿Malas?

—¿Gracias? — contestas extrañada por la situación pero Rindo solo asiente lentamente.

—Mañana vengo por ti hermano — dice Rindo y sale por la puerta de la cocina.

Los dos lo despiden mientras se aleja y el solo usa su mano al aire para después perderse entre el camino de piedra hasta llagra a su carro.

—¿Cómo está mi esposa? — pregunta Ran acercándose para besarte con dulzura.

—Excelente ahora, pero todavía no somos esposos — contestas después del beso y colocando tu cabeza en su pecho mientras tus brazos pasan por la cintura de Ran.

—Siempre has sudo parte de mi, así que sí, eres mía, además mañana tendrás un anillo oficial y mi apellido será tuyo — responde acariciando tu cabello con su mano.

Solo sonríes por eso y observas el paisaje atraves de la ventana, pensando en lo feliz que eres ahora, parece un sueño.

—Gracias — dices repentinamente —Gracias por todo.

Te separa de su cuerpo para besarte lentamente en los labios y después deja un beso en la frente.

Ahora ambos se ven a los ojos, esas miradas que son solo para ustedes y que ocurren cuando están en los mejores momentos.

—¿Quieres que te haga un bebé?

• • •

¿quieren?  (alm desde enero no subía nada aquí)

(estaba pensando también incluir/editar=subir capitulos con cosas q me hubiera gustado agregar en la historia, aunque no sé si subirlos como extras o hacer una edición completa de amargo)

Amargo || Ran HaitaniWhere stories live. Discover now