•ɢʜᴏsᴛ ᴍᴀʀʀɪᴀɢᴇ: ᴇᴅɪᴄɪᴏɴ 2021.

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- Por favor

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- Por favor... ¡Por favor, cásate conmigo!

- No mires a nadie mas... ¡Por favor, cásate conmigo!

- Por favor.... ¿Me elegirías como tu esposo?

- Tú, hermosa princesa.... Quiero ser tu sirviente del amor para siempre.

¡Espera, espera un segundo! Pará poder comprender lo que está pasando, deberíamos regresar unas horas atrás... Donde el desastre comenzó.

- ¡No~ no, no! No quiero trapear el piso~ - El quejido de Grimm era audible para los oídos de Yui tan temprano en la mañana, ella suspiro, bastante cansada, a pesar de solo unas horas de haber empezado el día.

- ¡No seas tramposo! Perdiste, eso te pasa por jugar con tu turno. - Antes de que pudiera decir algo más checo su teléfono... Ningún mensaje. Algo extraño. - Hmmm....

- ¡Sólo una vez más, esta vez no puedo perder! - Yui negó con la cabeza, después comenzó a caminar hacia las escaleras.

- ¡OIGAN! - Ambos detuvieron lo que estaban haciendo, Yui estaba a punto de ir a ver quien rayos había azotado la puerta.

- Ah, son solo ustedes fantasmas... - Grimm contestó, luego los vio de cerca. - Espera un segundo... ¡Ustedes no son los fantasmas de siempre! - Antes de que el monstruo pudiera decir una palabra más, el fantasma les grito a ambos.

- ¡Esta residencia es la casa de los invitados de la princesa! Los extraños no pueden estar aquí. - Les levanto la voz a ambos, eso hizo que Yui les aventara la escoba.

- ¡Qué princesa ni que nada! Este es mi dormitorio, yo llegue aquí primero, y si no quieren otro escobazo, lleguenle fantasmitas. - Tan temprano en la mañana y había perdido los estribos, lo peor es que no se veía naga genial con el cabello hecho un desastre y el pijama de dibujitos que tenía.

- ¡Cierto, nosotros llegamos aquí primero! Los extraños son ustedes, ¡Yui, avientales la cubeta! - Antes que la chica pudiera hacerlo, los fantasmas le devolvieron su escoba.

- Tonterías. ¡Está residencia ha pertenecido a tu país mucho antes de ustedes nacieran! ¡Si no se van, les vamos a hacer daño! - Grimm y Yui fueron echados a patadas de su propia casa, peor, la pobre chica siquiera había sido capaz de ponerse los zapatos.

- ¡Maldita sea! - Pateó un arbusto con los pies desnudos, de inmediato se arrepintió. - ¡Grimm, vamos con el saco de plumas! - Ambos muy enojados siguieron el camino hasta la oficina del director, Yui sentía que la cara se le iba a ir de la vergüenza con su tonta vestimenta y mal hecha trenza para su cabello.

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➤ᴛᴡɪsᴛᴇᴅ ᴡᴏɴᴅᴇʀʟᴀɴᴅ ᴄᴏʀᴛᴏs.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora