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«Mamá podrá decir que papá y yo somos el sol andante, pero creo que no fue así desde el principio, ya que solo una persona podia hacerme reír en mis días de Bebé. Y no, no era el sol viviente, Kalim al-asim, si no su compañero de toda la vida, Jamil Viper. El Tío Jamil jamás lo comprendió bien, o yo siquiera, ninguno de los dos sabe bien por qué él era el único que podía sacarme una sonrisa. Ya no es más así, pero estoy segura de lo inseguros que ponía a mis padres esto.»
- ¿Dónde está Sumi? ¡Aquí está! - y nada. La niña seguía sin ninguna expresión. Todo lo que Había era su boca abierta, esperando a que alguien le diera de comer. - ¡Sumi, eres cruel! - Su padre derramó varios quejidos, luego fue por su compañero.
- kalim, no hay forma de que...
- ¡Solo hazlo! Sumi, presta atención a Jamil. - Jamil cansado, solo hizo lo que su amo le pidió, y en un par de segundos, le sacó una linda risa a la niña de Kalim.
- Sumi... Ríete de las muecas de tu padre, no de las mías... - El pelinegro cansado suspiro, luego de eso, por fin le dio de comer a la niña, pobrecita. La tuvieron con la boca abierta un largo rato. - Buena chica... - Mientras Kalim estaba volteado, Jamil le dio una suave caricia a Sumi en su cabeza, está rió de nuevo.
«Y según mis padres, hasta que tenía tres años, nadie más que el tío Jamil me pudo hacer reír, Grimm dice que cuando él no estaba cerca, me ponía ansiosa y comenzaba a llorar. Hasta en los viajes familiares el tío Jamil venía con nosotros por mi culpa.... Le debo tantas.»
«No Sumi, no me debes nada. Es mi deber como sirviente de tu padre.»
- Tio Jamil, no escribas en mi bitácora. - El Moreno dejó escapar una risa por lo dicho, después le acompañó una palmadita en la cabeza. - Pero bueno, lo dejaré pasar. Solo por que eres tu... - Sumi paso su mano por el recién lugar acariciado, tratando de aplacar su albino cabello.
- ¿Qué hice mal? Waaa, Yui. - Mientras que su padre, bueno, el se lamentaba en silencio llamando a su esposa.
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