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El inicio de mi final. Todo comenzó con una dura oscuridad, jamás he sido el hermano perfecto, pero todos pensaban que si, hasta ella. No soy un príncipe, mucho menos alguien de confiar, o eso pensé hasta alcanzar de uno a uno la... Salvación.
—Yuichiro. —Le llamo esa dulce voz que tanto conocia, el chico se limpio una de las lágrimas qué caía de manera tenue por su mejilla, no sintiéndose listo para nada. —Siempre estaremos aquí para ti, eres parte importante de nuestras vidas, así como nosotros somos y seremos siempre parte de la tuya. —Grimm se sintió aplastado por los brazos del humano, este se limpio la cara, para después depositar un beso en su cabeza, haciendo reír al gato por su muestra de afecto, Yuichiro ya no era un niño de 1.55 centímetros, media más que Ace y Deuce juntos, sus cicatrices abarcando su cara le decían a todo mundo que él era diferente a la clase de persona que alguna vez piso ese mundo un lejano verano.
El chico levanto la cabeza, para después mirar a todos sus amigos, les sonrió, aunque también se derrumbó a llorar con ellos, Crowley le extendió sus garras, este las tomo, y de un pequeño salto el chico subió a los largos escalones del espejo.
— ¡Me aseguraré de contarle a Yui de ustedes, ella sabrá lo geniales qué son, no me importa que un objeto nos separa, jamás me olvidaría de ustedes! —Grito para después limpiarse la cara, el deja vu de todas sus aventuras se clavo en su corazón, observando a aquel que salvo de él mismo, al chico que rescato de un charco de sombras, al pequeño que tenía miedo de ser el mismo, oh, y como olvidar al qué estaba harto de todo lo que le había tocado vivir, junto a él estaban aquel niño que solo quería ser un héroe, junto al individuo qué toda su vida solo quiso a su hermano, desde lejos les miraba el chico más alto con cuernos, Yuichiro le sonrió, sin dejarse de tocar el rostro.
— ¡Siempre serás nuestro héroe, niño! —respondió su gato, montado en el hombro de Deuce, chico el cual estaba haciendo un mar de lagrimas, al igual que el uno de corazones, Yuichiro sonrió, dando media vuelta, salto hacia el espejo, desapareciendo entre la luminidad qué alguna vez lo trajo a este mundo, dejando la sala en completo silencio.
— Él... No va a regresar, ¿verdad? —Ruggie quien se había mantenido fuerte, se derrumbó sobre la espalda de Jack, quien también se encontraba en las mismas que los soldados de carta, cuando el rubio dijo eso, el espejo de rompió, respondiendole, la hiena suspiro, el sonido de su llanto fue audible.
