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¿Qué pasaría si todos los niños de Yui se conocieran? Probablemente esto.
— ¡Eres muy molesto! — Dai no se veía nada contenta con Umi, puesto a que este se seguía burlando de ella y su estatura.
— Y tú una berrinchuda, solo por que te dije enana, te pusiste roja. Que presa tan fácil... — El pequeño león se veía aburrido con la pelirroja, esta misma, solo respiro. ¿Por qué perdía el tiempo con el?
— Kingscholar. — Habló una tercera voz.
— ¿Qué pasa, cuernudo? Ugh, ¿Quieres dejar a esa miedosa? Nadie le va a ser nada. — Perséfone tembló al ver cómo Umi le señaló, Ryu en cambio, no mostró ni la más mínima reacción ante lo dicho por el león.
— Molestar a alguien más no me parece un acto muy "maduro" y más si esa persona, es una dama. — Shroud, quien se encontraba detrás de el dragón, miró el rostro del chico, viendo como su sedante tembló ante las palabras de Ryu.
— Tch. Lo que sea, no me importa... — Umi solo bostezo, para después irse a una esquina, no quería saber nada más.
— ¿Sabes que es más infantil? Chistar la lengua así, Ryu-san, no deberías sermonearlo, ese es trabajo de su padre, aunque al parecer no hace un gran trabajo. — Ei, quien desde hace un rato había estado callada, decidió abrir la boca, el pequeño dragón no cambió su gesto en ningún momento.
— Lo dices como si fuera genial tener a un pulpo de papá, por favor, lo único que puedes hacer con él, es comida. Oh, justo como tu. — Se defendió rápidamente Umi, Sumi quién estaba al lado de Fuyu, sólo se rio nerviosa, no sabiendo que decir.
— Jaja~ que cosas más graciosas dice Umi-San. — Dijo, el león se le acercó, mostrándole los colmillos.
— ¿Quieres ver que no es broma? — Alguien se aclaró la garganta, logrando detener la disputa entre esos dos.
— Umi, Ei. Dejen de perder el tiempo, lo que hacen es que nos duela la cabeza, y eso es malo para la piel... Así que, ¿me harían el favor de callarse de una vez? — Fuyu suspiro al decir eso, Perséfone tembló al ver como le miraba. — Si, también te agradecería que dejaras de temblar, Umi tiene razón en algo, nadie te va a ser nada. — Fue lo único que dijo ante el tacto de los ojos fríos de la chica con un broche de gato.
— ¿¡Cómo esperas que te crea eso!? ¡Umi-shi me gruñó cuando no estuve de acuerdo con él! ¡Y tú, en vez de ser la emperatriz de la belleza, deberías ser la del mal! No haces más que regañarme, junto con Dai-shi. — Algo que les molestaba a todos (con excepción de Ryu) era la habilidad de Perséfone para quejarse y hablar muy rápido. La mayoría de niños, le rodaron los ojos ante su actitud.
— Perséfone-san, no debería exaltarse tanto, somos extraños, pero civilizados. — Dijo Ei con una voz amable, Shroud solo puso la mirada pesada.
