La mejor de las compañías.

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Pov Calle

Me has vuelto la mujer más afortunada del mundo, mi amor—Le dije con una amplia sonrisa mientras acariciaba su cabello.

—Al contrario, yo me siento tan alagada con lo que hiciste esta noche por mi, fue como una escena de alguna película romántica…Me haces muy feliz—Poche me dijo abrazando mi cintura.

—Siempre te haré muy feliz mi amor, siempre—Le dije colocando mi mano en su nuca y atrayendola hacía a mí para poder besarla, sus labios se han vuelto mi mayor adicción, sentir su suavidad, su dulzura, ella se ha vuelto mi mayor debilidad.

—¡Que vivan las novias!—Ambas sonreímos al escuchar la voz de Mau.

Nos separamos lentamente para prestarle atención a Mau.

—¡Gracias por tu ayuda, Mau!—Le dije mientras abrazaba a mi chiquita por la cintura.

—¡Pero que loca!, Sabés que no me tienes nada que agradecer, para eso somos amigas, además estoy segura que Poche le hace muy bien a tu vida Danielita. Les deseo lo mejor a ambas—Él se acercó para darnos un abrazo.

—Eres un gran amigo, Mau—Poche le dijo a Mau quien hizo un puchero y luego apretó con suavidad la mejilla de Poche.

—Me harán llorar y se me va a correr el maquillaje, así que es mejor que me retiré—Él dijo ventilando sus ojos para no llorar—¡Disfruten de la noche chicas! ¡Las amo!

Mau se despidió de nosotras y se fue.

Poche y yo estuvimos por un rato más en el restaurante, bailabamos y cantábamos las canciones que tocaba la banda. En este momento de mi vida siento tanta paz, a decir verdad no podía dejar pasar más el tiempo sin convertirla en mi novia, solo quiero aferrarme a ella y no soltarme. Sus ojos, su sonrisa, su forma tan única de ser de ella, me enamoraron, aunque quisiera negarlo, no podría…me había enamorado de ella, quizá como nunca antes lo había hecho.

—¿Quieres que vayamos a tu departamento, mi amor—Le pregunté al oído, escuché que soltó un suspiro y asintió.

—Sí, vámonos—Ella me respondió con una sonrisa.

Nos despedimos de Mau y luego con retiramos del restaurante. Nos subimos al auto y empecé a manejar, cada vez que podía tomaba su mano y plasmaba rápidamente un corto beso en ella, el camino al departamento de Poche fue tranquilo, ella se quedó dormida recostada en la ventana, me encantaba verla dormir, siempre se veía tan linda.

Llegamos a su departamento y ahí estaba Misifus viéndonos de forma sería, el maullo, se acercó a Poche y empezó a ronronear.

—¿Me extrañaste, Misifus?—Poche le pregunto y el volvió a  maullar.

—¡Hola, Misifus!—Le dije colocando mi mano en su cabecita para acariciarlo pero el me mordió.

—¡Misifus!, No debes comportarte así con Calle, ella ahora es tu nueva mami—Poche le explicaba al gato quien sólo esquivo su mirada y veía a la nada.

—¡Miauw!—El le respondió a Poche y se bajó de sus brazos.

—Creo que jamás le voy a caer bien—Le dije riendo para no llorar.

—Sí lo harás amor, solo debes darle tiempo, Misifus nunca ha tenido que compartirme con nadie y está es su primera vez—Poche me dijo colgándose a mi cuello.

Acerque mi rostro a su cuello e inhale su deliciosa fragancia, mientras recorría su espada con mis manos de arriba hacia abajo.

—Ese vestido te queda muy bien, pero no sabes cuántas ganas tengo de quitartelo—Le dije empezando a besar su cuello, mi corazón se empezó acelerar y anhelaba poder hacerla mía.—¡Te deseo tanto mi amor!—Le dije en un hilo de voz.

La Eterna SolteronaWhere stories live. Discover now