Dos celebridades muy cariñosas.

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Pov Calle

Abrí lentamente mis ojos y lo primero que ví fue su rostro, su expresión era tranquila y serena, no pude evitar sonreír, quizá Sebas tiene razón y Poche es una buena muchacha. Seguía observándola hasta que el gato del demonio de Poche se puso enfrente de ella y no me permitió que siguiera viéndola, les juro que ese gato del demonio en verdad me provoca miedo, es como si el supiera lo que estoy pensando.

Poche se removió en la cama, yo cerré mis ojos y fingí estar dormida, no quería que se diera cuenta de que yo había despertado antes que ella y que la estaba observando mientras dormía.

-¡Buenos días, Misifus! ¿Tienes hambre?

-¡Miauw!

-Se lo que piensas, pero Calle necesitaba descansar, mírala aún está dormida, así que no hagas mucho ruido-Poche le decía susurrando a Misifus.

-¡Miauw! ¡Miauw! ¡Miauw!-Misifus empezó a maullar sin parar y no me quedó de otra que abrir los ojos.

-Calle, ¡Lo siento mucho! ¿Ya ves lo que hiciste, Misifus?-Poche le reclamó a su gato, el solo me miró y después de bajo de la cama.

—Tu gato me odia—Le dije haciéndola sonreír.

-Misifus, tiene una personalidad un poco extraña, pero créeme que con el tiempo te va a querer- Ella me dijo para consolarme.

Poche se acercó a mí, tomo mi rostro entre sus manos y lo evalúo.

-Aun tienes morado tú labio—Poche me miró con preocupación.

-No te proecupes Poche, ya se me pasará—Le dije para calmarla.

-Me daré un baño super rápido y después preparo el desayuno, ¿Te parece?—Ella me preguntó y yo asentí.

Salí de su habitación para que ella tuviera una mejor privacidad. Decidí preparar el desayuno para ganar tiempo, aún era temprano, mi reloj marcaba las 6:30 a.m., el hecho de pensar en Poche dándose una ducha me ponía algo intranquila, me siento ofendida por no haber sido invitada y el solo hecho de pensar de qué Poche me sigue despreciando una y otra vez, pero estoy segura de que será por poco tiempo, Poche no podrá resistirse más a mí, vamos...ninguna mujer puede y ella no será la primera que lo haga por mucho tiempo.

El gato de Poche no me quitaba la mirada de encima, me provocaba ansiedad así que decidí ignorarlo, saque unos huevos de la refri, jamón, el jugo de naranja y también fruta para poder picarla.

-¡Huele delicioso!-Poche llegó ya vestida y arreglada a la sala. El comedor, la cocina y la sala estaban juntos en el departamento de Poche.

-Soy yo—Le dije bromeando, ella sonrió y negó con su cabeza—Es broma, prepare el desayuno, se que dentro de una hora prácticamente debes entrar a trabajar y también lo hice como agradecimiento por dejarme dormir anoche en tu depa-Le dije mientras dejaba los platos en la mesa.

-Dani, ya te dije que no me debes de agradecer nada, al contrario yo soy la agradecida y además somos amigas, así que no hicimos nada que una buena amiga no habría hecho—Poche me dijo sentándose en la mesa.

-Tienes razón, así que es mejor que comamos y después te iré a dejar a tu trabajo—Le dije sentándome al lado de ella.

-No, no, Calle, no es necesario, yo pido un Uber o paro algún taxi—Poche se apresuró a decirme.

-Poche, es mejor que dejes que yo te lleve, llegarás más rápido y además irás más cómoda—Le dije seguido de darle un sorbo a mi jugo de naranja.

-Esta bien—Ella me dijo rendida.

Continuamos desayunando en armonía, Poche me felicitó por el desayuno, me dijo que me había quedado delicioso y la verdad es que tiene toda la razón, ella me contó un poco más acerca de su hermana y de su papá, me dijo que los va a visitar los fines de semana, se lamento por lo de anoche, ella me quería presentar a sus amigas, pero yo le dije que ya se iba a dar la oportunidad para que lo hiciera. Terminamos de desayunar, tomé mi billetera, ella le dio de comer a su gato del demonio, Misifus y luego salimos de su departamento. Bajamos en el elevador, llegamos al primer piso, saludamos al portero y después salimos del edificio. Ahí estaba mi bebé, mi hermoso auto, le abrí la puerta a Poche para que pudiera entrar, rodé mi auto y luego entre yo, coloqué un poco de Jazz En la radio y después puse en marcha el auto.

La Eterna SolteronaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant