La Eterna Solterona

Nosotros seremos tú familia.

Pov Poche.

—¡Oye, pero que fuerte te has vuelto hermanita!—Escuche la voz de Vale mientras picaba el tomate con fuerza.

—Solo trato de que el tomate quedé perfecto—Le dije pausadamente mientras ejercía fuerza en el momento de picar y verificaba que cada corte fuera perfecto.

—A mi se me hace que estás celosa de Marcos, pero vamos…Sabés que Calle jamás lo pelaria—Mire hacia enfrente en donde podía ver a Calle y a mi papá asar un poco de carne, pero Marcos estaba al parecer contándole unos chistes a Daniela.

—Vale, es que me molesta el hecho de que Marcos sea siempre así…él y mi tía son unos odiosos—Le dije dejando a un lado el cuchillo.

Vale, alboroto mi cabello y luego me picó las costillas, provocándome cosquillas.

—¡No te enojes María!, Inhala paz y exhala amor—Vale me decía mientras me hacía cosquillas y me hacía reír.

—Que tiernas se ven—Escuchamos la voz de Calle y ambas alzamos la cabeza.

—Las dejo a solas, cuñis, pero…porfavor, no quiero que hagan cosas prohibidas, eh…e escuchado de ese juego del saca y mete y…

—¡Valentina!

Vale, alzó sus manos rendida y luego se retiró cambiando en retroceso. Calle se rió y yo rodé los ojos por lo que dijo Vale, últimamente Vale estaba de cuidado.

Calle me sonrió y luego se acercó a mí, tomo mi cintura entre sus manos y me pegó a su cuerpo haciendo que mi corazón se acelerará y mi piel se erizará.

—¿Ya terminaste de reírte de los chistes de Marcos?—Le pregunté y su sonrisa se amplió.

—¿Estas celosa?—Ella frunció su nariz y me sonrió.

—¿Yo?, No claro que no—Negué con un puchero, ella tomo mis mejillas con sus manos y las apretó estirando mis mejillas—Es solo qué…me molesta que Marcos se haya hecho el sordo cuando le dije que eras mi novia—Le confesé.

—Tienes razón, pero yo le acabo de dejar muy en claro de que te amo, que eres la mujer de mi vida, que solo tengo ojos para ti y que no me interesa estar con nadie más que no seas tú—Mi sonrisa se amplió al escucharla.

—Eso lo sé mi amor, eres la mejor novia del mundo—Le dije rodeando su cuello con mis manos.

—Entonces…¿Me merezco un beso?—Ella me dijo de una forma muy tierna y yo asentí mientras rompía la distancia que existía entre nuestras bocas y tomaba sus delicados labios con los míos, en un beso lento y suave.

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Estábamos todos en la mesa disfrutando de nuestro delicioso almuerzo. Yo estaba sentada al lado de Calle, Marcos y Sofía estaban enfrente de nosotras, Vale estaba enfrente de mi tía y Alex, el novio de Vale, estaba a un lado de mi papá, quién estaba en el centro de la mesa. Todos comíamos en silencio hasta que mi tía Gertrudis hablo.

—Que cambiada estás, María José, me atrevería a decir que pareces otra—Ella me dijo limpiando la comisura de sus labios con la servilleta.

—Es cierto tía, ya no soy la misma, ahora soy mi versión mejorada—Le respondí. Calle tomo mi mano sobre la mesa y me sonrió. Mi tía vio lo que hizo Calle e hizo un gesto de desagrado.

—No diría que la versión mejorada. Estas cometiendo una abominación al estar con esta chica, ¿No te da vergüenza, saber que jamás le darás nietos a tu padre?—Mi tía me dijo de una manera muy despectiva.

Calle miró molesta a mi tía y le respondió.

—Disculpe señora, pero el que ambas seamos mujeres no significa que no podamos formar una familia. Nosotras le daremos el mismo o más amor a nuestros futuros hijos que una pareja heterosexual—Calle le respondió a mi tía.