La Eterna Solterona

Lucha por ella.

Pov Calle

Todos se habían ido de la fiesta y las últimas en salir eran las chicas, a las que hace unos pocos minutos eran mis amigas, ahora me veían con una profunda rabia y rencor.

—¡Eres una mierda, Calle!, Poche no se merecía eso—Laura me miró con desdén antes de salir.

—¿Como pudiste hacer eso?—Abi me miró con decepción.

—Ella no se merecía algo así, lo único que hizo fue amarte—Juliana me dijo con rabia.

—Pensé que éramos amigas, pero yo no puedo ser amiga de alguien como tú—Escuché por último a Juana. Las chicas tenían razón, soy la peor mierda del mundo, lastime y le hice daño a la persona que más amo. Me merezco que me traten como lo que soy, una basura.

—Ven acá enana—Julián me envolvió entre sus brazos, yo no pude resistir más y me rompí a llorar—¿Porqué le hiciste caso a ese idiota, enana—Julián me decía mientras acariciaba mi cabello para calmarme, la escena era igual a cuando éramos niños.

—¡Por imbécil!, Por querer alimentar a mi ego, por ser siempre una estúpida egoísta que no piensa en los demás—Le respondí entre sollozos.

—Sí, fuiste todo una idiota, pero has cambiado Calle, eres igual a la niña dulce y tierna que yo conocí antes de irse a Europa. Yo sé que amas a Poche y lo noto en tus ojos, solo debes darle tiempo—Julián me dijo y yo me separé lentamente de él.

—Debo ir por ella, debo pedirle perdón de nuevo, no puedo perderla Julián, ¡No puedo!—Le dije desesperada por ir detrás de ella, me separé abruptamente de él, pero Julián sostuvo mis brazos con firmeza.

—¡No Daniela!, Vete a tu habitación, si conduces así en el estado que estás, puede pasar algún accidente, además Poche ahora no quiere saber de ti, si verdaderamente la amas dale su espacio, deja que pueda procesar lo que pasó hoy, las cosas son complicadas y tú debes ser razonable—Él beso la coronilla de mi cabeza.

—Perdonamé por arruinar tú cumpleaños—Le dije con una profunda tristeza.

—No arruinaste nada, enana, al contrario  me sentí como en alguna serie de Netflix—Sonreí sin ganas de su mal chiste.

—¡Bobo!, Gracias por aconsejarme y escucharme siempre, ¡Te quiero, Bicho!—Volví abrazarlo.

Me separé de él, tomé un par de botellas de licor de una de las mesas y me dirigí a las escaleras.

—Calle…

—Dejamé, necesito anestesia para mí corazón.

Le dije antes de empezar a subir las escaleras.

Me reclamó por los daños que te he causado y por los que yo misma me ocasione, si tan solo le hubiese obedecido a Sebas cuando me advirtió que estaba cometiendo un error y que tú eras diferente a las demás chicas, quizá y solo quizá las cosas fueran diferentes. Estoy enojada con mi antigua yo, estoy muy enojada porque gracias a su arrogancia y soberbia, ahora estoy lamentando el dolor que te cause. Pego la cadenita que te regalé a mi pecho, mientras las lágrimas se resbalan sin cesar por mis mejillas, me dolió tanto ver cómo  la arrancabas de tu pecho, porque eso quiere decir que ya no quieres tener nada que te recuerde a mi. Lo único que quiero es poder regresar el tiempo atrás y acercarme a ti de nuevo en esa fiesta, pero sin necesidad de hacerlo por un estúpido reto. No quiero y no debo perderte, me rehusó hacerlo, me rehusó a no luchar por ti y por el amor tan grande que sentimos, quiero demostrarte que me enamoré verdaderamente de ti, que cuando te hice el amor fue porque me lo dictó el corazón y no por ese reto. Quisiera que el alcohol alivianara este sentimiento de culpa tan grande que poseo, pero es inútil, ya perdí la cuenta de cuánto he bebido para tratar de aliviar mi dolor, pero simplemente no puedo. Te amo, mi Poche, se que te herí y te lastimé, pero quiero que me des la oportunidad de arreglar el desastre que yo misma hice.