Capítulo 23

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Ciel

Frío, el aire es frío y ni los brazos de Poe cargándome pueden hacer que entre en calor. Los botines me lastiman y mi vestido rasgado hace las cosas más complicadas. Ni siquiera estoy caminando y ya me canse. Puta madre.

- Quiero un helado, - sollozó - también una almohada.

- Y yo que dejes de actuar como niña pequeña- se escucha irritado, pero no se que putas le está molestando.

La luz del pasillo empezó a iluminarse y los golpes fuertes de una puerta queriendo abrir se escuchaban a la lejanía. No se para que me esforcé en arreglarme, parezco bailarina barata después de un desastroso recital. Un horrible sonido musical llegó a mis oídos y le hice un berrinche a Poe cuando antes que nos acercamos a la luz me bajo al suelo.

- ¿Qué haces?- su brazo abandonó mi cintura, haciéndome tambalear.

- No pueden vernos juntos contigo en ese estado y lo último que quiero ahora es un escándalo, te veo en la entrada.

- N-no - tome su mano o eso intente, por que de no ser de nuevo por su mano sujetando mi brazo hubiera caído al suelo.

- Ciel, estás drogada, con un vestido roto, el pelo hecho un desastre y el rimel corrido, ¿ya pensaste qué es lo primero que dirán si te ven conmigo así?...

- No me dejes sola.

¿Acaso eso que veo es preocupación? ¡Napoleón Stilinski se preocupa por mí!, ¿por qué esa mierda me emociona? Entonces la droga te hace alucinar. Maldita sea.

- Detesto tu imprudencia.- Poe me apoyo contra la pared, como si fuera algo frágil que debía proteger.

- Yo odio tu existencia y no me estoy quejando.

- Eres peor que un bipolar, me pides que no me vaya, pero tampoco me soportas.

- No creo que un bipolar sea igual de hermoso que yo, ademas, si me dejas sola, voy a tropezar con todo lo que se me pare enfrente. Es un puto trato, como el que hicimos hace un par de años.

- Fue esta tarde.

- Sssh, no me contradigas, araña psicópata.

- Que molesta abeja.

- Que idiota araña.

El destello de una sonrisa se dibujó en su rostro y mis ojos viajaron momentáneamente a la comisura de sus labios, carnosos, suaves, ¿que se sentiría besarlo? Ja, las drogas. Como odio las drogas.

La puerta azotándose contra la pared arriba de nosotros, hizo que esa sonrisa se convirtiera en miradas de angustia. Miedo, yo me estaba matando del miedo. El frío de mi mano se erizo cuando Poe jalo de mi, guiándome por la oscuridad de ese oscuro pasillo, voy empezar a llamarlo "el pasillo a la perdición", se tiene bien merecido el nombre. Persecución, todo el jodido mundo siempre tiene que huir de alguna cosa, agh, ¡por un carajo! Ya estoy cansada y no aguanto los tacones. ¡Maldita fiesta de mierda!

La luz del gran salón me deslumbró y casi me sentí como estrella de broadway cuando el gran faro que iluminaba al salón se fijó en mí, pero lo que se suponía sería una gran presentación, terminó siendo el fracaso más grande de la historia. Senti miedo y no precisamente por que las infinitas miradas escandalosas de todos los invitados me miraban con desprecio, los zapatos, el sonido de esos malditos zapatos bajando las escaleras era lo único que me mantenía consciente de mi distorsionada realidad.

- ¡Y ahí está Ciel, la zorra mas puta que haya existido en el muuundooo!- la voz de Carly se escucha extraña, igual a un radio viejo con mala señal- Mira lo que conseguiste por tu cuenta, ahora dime, ¡¿Quién va a comprarte otro vestido de puta?!- se ríe a carcajadas, dejando escapar un alarido horrible.- ¡Este es el mejor regalo de cumpleaños que pudiste darme!

Cuando vas a besarme...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora