Capítulo 24

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Ciel

Autos pasar, alumbrado público y el vidrio de la ventanilla dejando entrar el frío aire de la noche. Soy masoquista, lo sé, pero la sensación del aire pegando en mi rostro, es lo único bueno que puedo disfrutar del viaje en auto con Poe. El idiota me obligo a ponerme el cinturón de seguridad en un semáforo con tal de bajar la ventanilla, pero valió la pena.

Debo reconocer su peculiar gusto musical, Rosenfeld tiene muy buenas canciones.

Ojalá las sirenas pasearán en el aire como los unicornios, me reiría más.

El aire del exterior empezó a disminuir su velocidad y las llantas entrando ruidosamente a un estacionamiento me hizo recordar esas películas de asesinos en serie. Siempre matan a la chica sola del auto. Oh mierda.

- Quédate aquí. Enviaré a mi chofer para que te lleve a casa si tardo más de quince minutos.

<<¿Chofer?, ¿casa?, ¿quince minutos?, ¿eres rico?>>

Poe se libró de su cinturón, apagó el auto e intentó abrir la puerta para salir directo a la salida del estacionamiento que daba a la calle, claro, mi mano tomó la suya por impulso antes de que abandonara el asiento y se vio obligado a detenerse. Una mirada puede ser tan fría y estar llena de preocupación al mismo tiempo, creo que empiezo a entender por qué Ana se obsesionó tanto con Cristian Grey. Otro cambio de emociones y este psicópata va a romperme el cerebro.

- ¿A dónde vas?- mire a la oscuridad del rincón, ahí puede estar un asesino en serie muy bien escondido - No me quiero quedar aquí sola.

- No empieces a desarrollar algún trastorno de protección ahora, abejita.

- ¿Y si un asesino en serie me mata sobre el asiento de tu bonito auto?

- Me haría un favor, tengo meses queriendo cambiar esta chatarra.

¡Ay si como no! Chatarra, este Maserati es más moderno que la camioneta de mi hermano y se queja. Araña psicópata ridículo.

- Por favor.- casi estoy segura de que hice una cara de cachorrito.

- Ciel Allen suplicando, ¿estás segura que sigues viva y no soy un demonio sexual queriéndose aprovechar de ti?

- Los demonios sexuales son hermosos, tu eres un psicópata araña muy horrible.

Miró su reloj, antes de revisar los alrededores solitarios que rodeaban el estacionamiento.

- Un escándalo y regresas al auto.

- Si, si, si. Lo que digas arañita psicópata. - Torpemente me libre del cinturón, justo cuando abrió la puerta y la mano de Poe tomó mi brazo para sacarme.

Que agradezca que ya puedo al menos mantenerme en pie, un poco, aun sigo viendo unicornios o imaginando cosas de vez en cuando, pero esta cosa llamada droga está considerablemente tolerable, ah y empieza a matarme el dolor de cabeza junto con los botines, así que espero no se tarde tanto.

Me recargue sobre el auto, esperando a que Poe hiciera no se que mierda con las puertas. Detesto la colonia que usa, pero tendré que soportar su horrenda chamarra café sobre mis hombros si no me quiero congelar con el frío de la noche. No se que me molesta más, el ligero apretón de Poe en mi cintura para ayudarme a caminar o que él es molestamente más fastidioso que yo.

Okey, tal vez aún puede que parezca Bambi, pero solo un poquito, obvio los hombres son tercos y no te dejan hacer las cosas sola. Estar semi drogada, es un puto asco.

- Hubiera dejado que te pasara el auto encima entonces, abeja independiente.

- Deja de llamarme abeja, Napoleón. Es irritable.

Cuando vas a besarme...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora