Capítulo 41

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Ciel

-¡¿PERDISTE LA CABEZA?!

Ahí estaba de nuevo, esa sensación de fastidio que ni las gafas tapando mis ojos del sol eran posibles de ocultar. Podría gritar, de nuevo, pero mi pobre almohada ha sufrido mucho este fin de semana como para torturar de la misma forma a mis metiches compañeros.

- Solo es una fotografía.- doy un sorbo al jugo de naranja.- A todos nos pasa.

- ¡Es Poe Stilinski! ¡EL ACOSADOR!- Allison estaba histérica, como si la persona sonriente de la fotografía bailando en los brazos de la araña psicópata fuera ella. - ¿Que no te acuerdas de como me acosó el año pasado?

Una vez mas, el recordatorio nefasto de que yo era una demente por bailar con un tipo mas "loco" que yo.

- Corrección, tú eras quien se colaba en todas sus fotografías solo para llamar su atención.- mi poca paciencia estaba empezando a agotarse.

- No...- Allison hizo una mueca para ocultar su incomodidad- Bueno, si, pero eso qué importa, es un psicópata...

Ni que Poe fuera alguien de apellido Bundy...y yo solo puedo llamarlo de esa manera... Aunque puede que haya acertado en que perdí la cabeza. Me quedé callada, escuchando distraídamente los reclamos de mi amiga.

- Por qué no dejamos que Ciel nos explique cómo es que terminó bailando con él.- Carly que hasta el momento había estado en silencio, intervino a mi ayuda- Igual no es como que se vea muy cómoda en la fotografía...

- ¿Y la sonrisa que los dos tienen es por obligación? No seas estúpida, Carly.

Blanquee los ojos. ¿Dónde estaba Edward cuando se le necesitaba? Como siempre llegando tarde.

Estaba harta de dar tantas explicaciones, solo fue un baile y ya, ¿que tenía eso de especial?

<<Los casi veinte mensajes sin responder y llamadas perdidas dicen otra cosa. Ubicate en tu realidad.>>

Agh, conciencia estupida.

Fruncí el ceño ante la milésima vez que Allison me gritó exigiendo respuestas, llamando la atención de aquellos que hasta el momento habían permanecido desinteresados a nuestra conversación, aun estando en una de las mesas del jardín de la cafetería sus gritos se escuchaban hasta la otra esquina de la habitación.

¿Seré igual de dramática que ella al enojarme?

A punto de perder la cordura y estallar contra el interrogatorio policial de mis dos amigas, la mano de una pelinegra llamándome desde la barra de postres llegó como caída del cielo para rescatarme. Quien necesitaba a un impuntual príncipe encantador cuando tu mejor amiga está ahí para sacarte de situaciones incómodas.

- Necesito algo de azúcar- dije, aprovechando el momento en el que Carly llamó a Allison para tratar de tranquilizarla.

Escuche el grito de enojo que Allison dio cuando me levanté de la mesa y noto mi ausencia, di una sonrisa orgullosa por haberla hecho cabrear.

Era muy estúpido que Tara y yo nos siguiéramos ofendiendo y viendo feo en los pasillos ahora que media escuela ya sabía de mi baile con la araña psicopata, ya daba igual si nos veian hablando juntas, pero después de todo, seguía siendo la monarca de un enorme panal que odiaba a la rara antisocial que vestia como una emo Hanna Montana... aunque debo admitir que fingir odiarnos empieza a ser muy divertido. Ja, malditos clichés,

- Botas y falda blanca, blusa negra y un dije de abeja en la cadena que te regaló tu abuela ¿Tienes las gafas para ocultar la vergüenza del rechazo, el luto por tu dignidad muerta o el corazón roto?- Tara tomó uno de los platos para postres, fingiendo que nuestro encuentro era mera casualidad.

Cuando vas a besarme...Where stories live. Discover now