Capítulo 38

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Ciel

El brillo del candelabro iluminaba escasamente la habitación llena de libros empolvados y pinturas preciosas. Apenas entré supe que nadie había estado en aquel estudio desde hace años.

Poe estaba serio, con sus ojos fijos en mí, como un cachorro suplicante por atención.

- ¿Alguna vez tocaste el piano?- estaba segura de que tenía una risilla tonta en los labios. Jamás había visto un piano tan hermoso.

- Me enseñaron que provoca pasiones - el reflejo de la luna iluminando su silueta lo hacía ver peligrosamente atractivo.

Minutos, segundos, los suficientes para que mis pies descalzos disfrutaran de la alfombra afelpada del lugar.

Suspire y una carcajada amarga interrumpió la mirada curiosa de Poe.

- Van a matarme.

- Cenicienta puede ser más inteligente y escapar con el príncipe incluso después de media noche. Tiene que desearlo...- Se levantó de aquel banquillo de madera, caminando lentamente hasta donde me encontraba. Me sonroje y de no ser por la música y las luces llegando desde el otro lado de la residencia, hubiera pensado que esto era un sueño, una hermosa pesadilla. Mire hasta el otro lado de la ventana, justo en el lugar donde había hecho mi entrada triunfal.

Poe tomó mi mano y cuando la levantó para besarla, todos esos flashazos llegaron a mi mente como una cursi película de terror.

...Cinco horas antes

Siempre me gustaron las fiestas elegantes, llenas de lujo y gente importante, era un mundo completamente diferente al que visitaba con mis amigos todos los sábados, un mundo que solo estaba en los libros o películas románticas.

No era la primera vez que entraba a la parte más adinerada de la ciudad, esa donde necesitas autorización para poder acceder sin importar la hora, donde los ricos políticos más importantes de la bolsa citadina viven gozando de sus joyas y autos lujosos, donde los enormes palacios te hacían sentir como la Cenicienta pérdida de un trágico cuento de hadas. Nunca me sentí intimidada por la vida de lujos que las enormes y brillantes casas decorando la avenida transmitían, disfrutaba de eso, pero hoy aquellas mariposas revoloteando en mi estómago me estaban torturando, para que fuera la princesa indefensa que mi hermoso vestido hace parecer. ¿Teníamos la economía suficiente para pagar algo así? Quizá, no lo sé, posiblemente, de ser así, ni el cielo sería tan hermoso como los jardines y mansiones decorando la larga avenida hasta la entrada del lujoso palacio de los Stilinski. Amaba el sentimiento y a la vez era jodidamente aterrador.

Andrew dobló en una cuadra y se posicionó detrás de otra docena de camionetas que llevaban a la entrada justo en lo más alto de la colina. Cruzando esas enormes rejas de metal se podía ver una casa enorme que iluminaba los alrededores. Me sentía igual que Nick Carraway cuando conoció a Gatsby. Era la primera vez que la compañía decidía hacer la fiesta de aniversario en la lujosa mansión de los Stilinski, un sitio del que pocos podían presumir de haber entrado, ni siquiera mi padre siendo de los mejores empleados había llegado a pisar tal lugar.

- ¿Nerviosa, señorita Allen?- preguntó Andrew, como si notara que llevaba jugueteando con uno de mis anillos desde que salí de casa.

Estaba más que nerviosa. Nuestro plan era cambiar la reputación de Poe, pero no creí que tendría que hacerlo frente a un gran número de personas, donde tenía que comer, bailar e ir al baño discretamente alguna vez durante toda la velada.

- No...- me obligue a mentir- Es que, me tomó por sorpresa que no pudiera ir con mis padres esta ocasión. ¿ Por qué?

Después de todo lo que había pasado y las irregulares ocasiones en las que acompañe a Poe al club de su hermano, podría decirse que había un cierto grado de mínima confianza entre Andrew y yo, además, le había tocado ser mi niñero en el club una que otra vez para que no metiera las narices en lugares equivocados, incluso creo disfrutaba de mi compañía cuando no tenía que cuidar la entrada del club o la barra de bebidas.

Cuando vas a besarme...Where stories live. Discover now