FOREVER AND ALWAYS ━━ jasper hale ✓

045 . obduracy

capítulo cuarenta y cinco . . .
obstinación

—Q-Q-Qué h-h-h-hijo de p-perra...

—¡Cuida tu lenguaje!

Levanté un dedo medio helado en dirección general a Edward. Bella y yo estábamos envueltas en mantas, acurrucadas como pingüinos, pero el frío seguía encontrando formas de meterse en mis huesos. Una tormenta se abalanzó sobre nosotros cuando nadie miraba, y ahora, no podía sentir el noventa por ciento de mi cuerpo.

—Mantén tu maldita distancia —Apunté a patear a Edward—. T-T-Tu t-t-t-temperatura c-c-orporal no va a-ayudar mucho.

Edward hizo un puchero, pero se obligó.

—Si quieres s-ser útil, ve a buscar un m-m-m-maldito calefactor o algo así.

—¿P-por qué siempre m-m-maldices cuando tienes frío?

Antes de que pudiera responder, la tienda se abrió y el humano-Jacob entró en la tienda. Edward inmediatamente gruñó. Jacob le dedicó una sonrisa atrevida. —Courtney solicitó un calefactor... ¡aquí estoy!

—¡Cállate! —Levanté una mano antes de que Edward pudiera objetar—. ¡Ven aquí!

Jacob no dudó, y Bella y yo nos movimos para que pudiera acomodarse entre nosotras. Inmediatamente me derretí en su costado, el calor que irradiaba el chico me atrajo. Agarré una de sus grandes manos y presioné la mía contra ella, la sensación de escozor se extendió por mis extremidades mientras me descongelaba.

Sentí mis ojos caer cuando la somnolencia se apoderó de mí. Antes de darme cuenta, el mundo que me rodeaba se desvaneció y me quedé dormida.

***

Estaba de pie en medio de un campo abierto, con las manos apretadas a los costados y el dolor subiendo por mis brazos. Me moví, pero solo se volvió más caliente, como un fuego.

Espera, eso es exactamente lo que era... un incendio.

Estaba atado a un árbol, una chica pequeña y joven a mi lado sostenía una antorcha peligrosamente cerca de mi piel. Pero no era mi piel. Era una piel blanca y fría, dura como una roca. Me sentí más fuerte que nunca, y todo a mi alrededor parecía hiperconcentrado. Desde las llamas de mi brazo hasta el árbol que me rodea. Miré hacia abajo y casi grité. Llevaba la ropa de Sadie... Lo sabía, los reconocí.

Y luego vi a Alice.

—No entiendo —Ella jadeó, con los ojos muy abiertos y extendiéndose como si quisiera tocarme, pero no pudo—. Te vi, no habías cambiado.

—La pequeña señorita Sadie parece tener una habilidad bastante... interesante —la chica rubia sonrió—. Vampiro, pero puede cambiar de apariencia por voluntad... muy interesante, ¿no?