Cada vez que pienses en Cartagena no podrás evitar pensar en mi

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Eran más de las diez de la mañana, y a pesar de lo mucho que alumbraba el sol a esa hora, Armando y Betty se encontraban profundamente dormidos, totalmente desnudos, apenas cubiertos con una ligera sabana blanca y muy arruchaditos, uno en brazos del otro.
Habían llegado en la madrugada a Cartagena, ya que el vuelo que tenían previsto tomar en la tarde desde Caracas, se retrasó a causa de una fuerte tormenta que se desató de un momento a otro, haciendo que su llegada a la ciudad costera sea pasando las dos de la mañana, y entre el cansancio de la espera en el aeropuerto de Venezuela, las cinco horas de vuelo, la llegada al hotel y su instalación en la habitación, sumado al tiempo que invirtieron en amarse apasionadamente, hicieron que acabaran exhaustos y durmiendose casi a las cinco de la mañana.

Ese día no tenían compromisos hasta la tarde, por eso tampoco se preocuparon demasiado por la hora de despertar, además se sentían tan bien así de juntitos, ambos dormían con expresión tranquila y relajada que lo que menos deseaban era despertar en ese momento, pero el silencio de la habitación, fue roto por el estridente sonido del teléfono que con insistencia, daba aviso de que había alguien queriendo comunicarse con ellos.

El teléfono estaba en la mesilla de noche del lado derecho de la cama, quedando más cerca de Armando, que con voz pastosa por el sueño y sin abrir los ojos respondió.

A- aló?

DH- (un poco confundido) aló? Disculpe, usted, yo quería hablar con mi hija, pero creo que la recepcionista se equivocó de habitación.

A- (aún medio dormido) don Hermes?

DH- si... Con quién hablo yo?

A- con Armando don Hermes, espere, ya le paso a Betty.

DH- (alterandose) como así que ya le paso a Betty? No me diga de que usted está durmiendo con mi hija...

Armando había retirado el auricular de su oído para comenzar a darle pequeños besos y caricias a Betty al tiempo que dulcemente le hablaba para despertarla, por eso no había alcanzado a oír toda la retaila de don Hermes al saber que su niña dormía con su novio nuevamente.

A- amor (beso en el hombro).. Betty, despierta mi vida (beso en el cuello)... Tienes una llamada mi reina (besitos en la mejilla)

B- (pegandose más a el buscando aumentar el contacto, le hablo si abrir los ojos y semi dormida) mmm amor que rico despertar así, pero aún estoy muy cansadita, usted estuvo muy juguetón anoche mi doctor...

A- (sonriendo ante la salida de su novia) amor, despierta... Tienes....

B- (sin abrir aún los ojos lo interrumpe) Armando dame cinco minutos más, después seré toda tuya mi amor.

Armando sonreía, Betty era dormilona y muy remolona y en ese momento estaba más dormida que despierta, y decía cosas que, en un estado de consciencia total, jamás diría sabiendo que su padre la está escuchando. Así que muy decidió a despertarla de una vez, se acercó a su oído y le hablo bastante alto y claro.

A- Beatriz, tu padre está al teléfono y quiere hablarte, despierta mi amor!

Ante el tono de voz de Armando y la oración que le dijo, el cerebro de Betty reaccionó al instante, haciendo que, como impulsada por un resorte, se sentará en la cama y tomara el auricular del teléfono, sin importarle que ante el repentino cambio de postura, la sabana había resbalado de su cuerpo y había quedado totalmente desnuda de la cintura para arriba.

B- aló papá? Buenos días como está?

DH- (totalmente furioso) buenos días? Más bien son buenas tardes Beatriz Aurora! Y que hace ese señor durmiendo ahí con usted?! Que son esas indecencias que usted le decía?!

YSBLF, una reconciliación diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora