Por el resto de mi vida (final, segunda parte)

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Estaba parado junto a la ventana, observando hacia el jardín trasero de la casa que en ese momento hervía de actividad.
Veía el ir y venir de las personas y sonreía ampliamente sin poder creerlo aún: en unas horas se casaría con el amor de su vida, la única mujer que había logrado enamorarlo hasta la médula, su picarona, su Betty.

Hacia poco más de una hora que había llegado Catalina Ángel, junto a Hugo Lombardi y una tropa entera de decoradores y estilistas que se habían distribuido entre el jardín, la casa y el cuarto de su hermana que era el sitio donde había dormido su novia la noche anterior y el cual se había designado para el arreglo de las mujeres.

Había sido una noche larga, la ausencia de Betty a su lado y la ansiedad por el próximo enlace le habían impedido conciliar el sueño, y cuando al fin logro hacerlo bastante entrada la madrugada, tuvo un sueño inquieto del cual se despertaba cada poco para ver el reloj.
Se levantó a las 8, cuando escucho que habían llegado Catalina y los demás de Bogotá, y a pesar de la mala noche, no se sentía cansado, al contrario estaba eufórico, así que muy feliz como niño con juguete nuevo, se levantó y fue al baño, preparo la bañera y se dió un largo y relajante baño de espuma.
Al salir de allí envuelto en una afelpada bata blanca, se encontró a Eva en su cuarto con una bandeja que contenía un copioso desayuno.

Eva- buenos días señor, como amaneció?

A- (sin abandonar su sonrisa) feliz Eva, muy feliz, usted cómo está? gracias por traerme el desayuno, se ve delicioso.

Eva- descuide señor, estoy para servirles y amanecí muy bien gracias. Ahora desayune que hoy necesitará fuerzas (sonrisa) su mamá me pidió que le avisará que en media hora viene con uno de los estilistas para ayudarlo a arreglarse.

A- (tomando un sorbo de café) mmm está buenísimo, gracias.... Y dígale a mi mamá que la espero, hoy no me voy a oponer a qué me arreglen (sonriendo con la mirada brillante) quiero estar muy guapo para mí futura esposa.

Eva- (regresandole la sonrisa) ya mismo le digo señor, con permiso.

Eva se retiró, dejando el desayuno sobre la mesa del cuarto, antes de sentarse a comer, Armando se fue al armario, saco su traje de chaqué negro y la ropa interior que estrenaría ese día.
Abrió la caja del boxer, se lo puso debajo de la bata y se sentó a desayunar observando el trajín de gente que iba y venía con telas, flores, mesas y sillas en el patio donde sería la boda ese día.

........💖

En el cuarto de Camila la actividad era tan intensa como en el patio de la casa. Ahí mismo una tropa de peluqueros, manicuras, pedicuras y maquilladores, se afanaban en arreglar a las mujeres tanto de la familia Mendoza, como de la familia Pinzón.
La primera en arreglarse fue Margarita, ya que ella y una joven estilista irían a ayudar a Armando en su arreglo personal.
El resto de las mujeres estaban en proceso, excepto la novia que sería la última en ser arreglada y a quien en ese momento la habían mandando a darse un relajante baño de espuma luego de depilarla completamente.
Betty al igual que Armando, había dormido poco y nada, pero su felicidad le impedía sentirse cansada, al contrario, se sentía renovada y más aún después del baño que se había dado.

Ahora estaba desayunando mientras se le secaba un poco el pelo con la toalla que traía enrollada en la cabeza y observaba feliz a su mamá disfrutar del trato que le estaban dando los peluqueros y maquilladores.
En el cuarto solo habían quedado doña Julia, Camila y su hija y Betty, ya que doña Margarita se había ido al cuarto de su hijo y doña Carmen por "arreglo" con su cuñada, había decidió irse del cuarto en cuanto acabaron de arreglarla y dejar a su sobrina arreglarse tranquila, sin la presencia de sus hijas ya que los ánimos aún estaban bastante tensos desde lo ocurrido en día anterior.
Las mellizas resongaron lo suyo, más que nada porque ellas también querían ser arregladas por profesionales como las demás mujeres, pero su madre muy categórica les dijo que si en ese mismo momento no se iba a desayunar abajo, ellas misma sería la encargada de "arreglarlas" a punta de bofetadas.
Camila para bajar la tensión, les aseguro que luego de que desayunen y se visitan, iria uno de los muchachos abajo a maquillarlas y peinarlas. Así, con algo de conformidad, las muchachas salieron del cuarto, dejando a Betty con una amplia y serena sonrisa satisfecha, ya que la presencia de sus odiosas primas le añadía más tensión a sus ya de por sí alterados nervios.
Y no era para menos su nerviosismo, en menos de tres horas, estaría casándose con el amor de su vida, ese hombre que parecía tan inalcansable y que ahora le demostraba cada día que estaba loco de amor por ella.
En eso se abre la puerta y entran por ella Hugo Lombardí, quién al final y a pedido especialmente de Margarita, decidió hacerse cargo del vestido de novia de Betty, y Catalina Ángel.

YSBLF, una reconciliación diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora