29. ¿Fue lo correcto?

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Esta pena del pecho no se quitaba con nada.

Había intentado todo, dormir hasta que pudiera olvidar, comer hasta hacer que mi estómago doliera más que mi corazón, intenté leer un libro para tener la mente en blanco... Nada funcionaba. Todos me apoyaban para superarlo, sin embargo era jodidamente difícil hacerlo. María era muy buena, Daniel y Nathan igual lo fueron. María estaba muy preocupada y habían veces en las que no lloraba solo para no preocuparla de más. Era una carga para ellos... Tenían que supervisar que comiera, que me bañara o que incluso dejará de llorar.

Sin embargo nada me aliviaba el corazón roto. Sabía que George estaba aún a tiempo de volver y disculparse, sin embargo sabía que eso no pasaría.

Me dolían los rumores que volaron, que no me mencionaban, tampoco me importaba que lo hicieram, me dolía el contenido de los diarios. Todos eran básicamente lo mismo, decían que la felicidad reinaba al ver que George Weasley volvió con su novia de toda la vida, su primer amor... Eran la pareja perfecta, y eso me ardía. ¿Cómo podía permitir eso? De solo recordarlo lloraba hasta que se me hinchaban los ojos. Deseaba tanto su llamada, sabía que le gritaia y me haría la dura... Pero necesitaba oir su voz y que se disculpara, al menos que viniera a preguntar por mi.

¿Tan insignificante fui para él como para ni siquiera tener un poco de preocupación por mi?

Ya estaba destrozada y jamás pensé llegar a hacer lo que estaba apunto de hacer. Iba camino hacia donde el único hombre que podía consolarme, el único que podía darme un consejo de verdad... Papá. Cuando abrí la puerta de su casa ni siquiera pensé en la vergüenza, simplemente corrí hacia su despacho y abrí la puerta con escándalo. Mis ojos ardían por aguantar el llanto, incluso mis lágrimas no aguantaron y comenzaron a ver.

Sus ojos se abrieron y la confusión en su expresión se hizo presente. Apreté mis labios intentando hablar primero, sin embargo él habló.

—Amy...

—papá...— no pude más y mi voz se quebró de inmediato. Mis mejillas se vieron bañadas en dolor y tome mi último aliento para hablar.— m-me rompieron el corazón.— se levantó en ese instante y parecía congelado. Se olvidó de su enojo por completo y llegó hasta mi.

—oh cariño...— me pego a su pecho, conteniendome en este y afirmandome.— mi bebé...— él no era cariñoso, y aún así me estaba acariciando en su pecho.

—me duele... Me duele mucho— confesé entre llanto. Sentía que el oxígeno era denso, y todos los momentos lindos con George se reproducían en mi mente, sin embargo cada una me hacía sentir como si me clavaran un cuchillo en el corazón.

—ven... Vamos.— caminamos a la sala del segundo piso, mientras yo estaba destrozada. Cuando me senté él volvió a abrazarme. Me sentía con la completa confianza de desahogarme y poder por fin vomita este sentimiento amargo que sentía. Aún recordaba cuando era una niña y me decía que jamás debía llorar sobre su costoso traje, y ahora parecía que lo le importaba ni una pizca.— ¡Minnie! Por favor, tráeme chocolate caliente, una frazada, pañuelos y algo dulce.

No podía parar de llorar. Sabía que mi corazón no tenía un problema que afectará a mi salud, ¿Entonces por qué carajos me dolía tanto el pecho? George, George era el nombre que se repetía y repetía, un arma de doble filo. Es que no era alguien que simplemente me daba un contacto físico, mi corazón se sentía tan bien cuando estaba él, cuando me escuchaba y después me consentía cómo si en verdad me amara. Fue algo tan lindo, tanta conexión y química no pudieron ser solo mía, entonces, ¿Por qué? ¿Por qué no tuvo consideración conmigo?

¿Por qué me hizo amarlo?

—cuentame todo cariño, aquí estoy... Y te escucho.— pude ver a Pupi acercarse, quien de inmediato se subió al pecho de él y lo abracé. Pupi... Lo quería tanto.

𝐒𝐢𝐧 𝐐𝐮𝐞𝐫𝐞𝐫 𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨- 𝐆𝐞𝐨𝐫𝐠𝐞 𝐖𝐞𝐚𝐬𝐥𝐞𝐲 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora