38. amanecer juntos.

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[Amy Abbott]

Mis ojos no se podían abrir. A pesar de todo recordaba perfectamente que pasó ayer.

George me metió dedos en el antro, ¡En la zona vip! Y si era sincera... No me arrepentía de nada. Besarlo fue un placer, uno que quería repetir hasta que no se me olvidará la sensación de sus labios.

Me senté para buscarlo, sin embargo me encontré sola en la habitación, totalmente sola. Maldito idiota, ¿Esto era lo que valía para él? Me acosté en la cama molesta, y claro, con un dolor de cabeza y estómago horrible. Solo quería ser consentida por él y... ¿Por qué me dejó de nuevo?

Escuché pasos que retumbaron en mi cabeza torturandome. Mire hacia la puerta para verlo, para ver al que me había dejado sola.

—estas despierta bonita, buenos días.— se acerco y me cubrí dándole la espalda.— ¿Que ocurre? ¿Tu resaca te está torturando?

—¿Que te importa?

—mucho en realidad.— se sentó en la cama con unas bolsas.— ven, te traje cositas.

—mmm.— le di nuevamente la espalda.

—nena, se que es molesto-

—amaneci sola. ¿Por qué te fuiste en la noche? Solo te pedí una cosa: que te quedarás. ¿Tan difícil era?

—nena...— escuché como reía.— toda la noche estuve contigo. Nos abrazamos de forma deliciosa y me levanté para traerte desayuno.

Sentí su peso detras de mi e intenté ignorarlo.

—te traje unos jugos, galletas, huevos...— corrió mi cabello y suspiré. Las frazadas parecían estar generando más calor de lo habitual.— vamos mi amor, no te enojes conmigo. No me iré hasta que me lo pidas.

—tengo calor.— George me destapó por completo y me dió vuelta para abrazarme.

—fue delicioso dormir abrazado contigo.— se sentó conmigo encima y sonreí. Me encantaba sentirme pequeña y muy fácil de manejar para él, ya que me podía agarrar muy bien de todos lados.— ¿Podemos comer, nena?

—por favor, tengo hambre.— me senté y mire debajo mío. Estaba perfumado, peinado, arreglado...— te ves muy guapo George.

—ay...— sonreí al notar su sonrojo y como evitaba mi mirada.— no juegues conmigo.

—¿Por qué sería un juego?

—no lo sé.— se acerco a mi.— ¿Sigo siendo guapo para ti?

—que bobo.

—pero dime, solo dime... ¿Yo o Leonard?— fruncí el ceño sin entender. ¿Por qué me hacía está clase de preguntas? ¿Por qué sabía que lo iba a elegir a él? Quizás solo quería alimentar su ego.— ¿Acaso él te gusta más?

—¿Eso importa?

—¿Cómo no va a importar? Es mi trabajador, y si te quiero hacer mi mujer... Lo verás a diario.

—¿Qué? Creí que lo habían echado.

—pues si, era una prueba.— se inclinó a tomar la bolsa.— ¿Y? ¿Me dirás? El que no me digas me hace pensar que lo prefieres.

𝐒𝐢𝐧 𝐐𝐮𝐞𝐫𝐞𝐫 𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨- 𝐆𝐞𝐨𝐫𝐠𝐞 𝐖𝐞𝐚𝐬𝐥𝐞𝐲 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora