Capitulo 5: Sir Elton

113 11 90
                                    

Quinn

Sé en lo que podrías estar pensando ahora mismo, ¿Qué podría haber pasado entre dos mejores amigos de toda la vida que alguna vez se quisieron tanto? ¿Qué fue lo que paso exactamente entre Thomas y yo que fue tan grave? No te preocupes, ya habrá tiempo para eso, voy a contártelo, voy a contártelo todo, pero dame algo de tiempo.

Verás, no es fácil hablar sobre el tema que llevas años evadiendo, intentando inútilmente mantener el pasado en el pasado. Lo he evadido tanto y me he salido con la mía en múltiples ocasiones. Pero esta vez es diferente...

No hay un punto especifico donde pueda empezar, pues hay mucho de nosotros que contar.

Como cuando fuimos a ese campamento de verano por primera vez, teníamos nueve años y los niños eran tan crueles con Thomas por ser pequeño y debilucho, lo molestaban por pasar la mayor parte del tiempo con una niña (conmigo) también lo molestaban por ser el favorito de los instructores, pues era el único que tenia las respuestas a cada pregunta y el más participativo.

Odié ese campamento, odiaba que molestaran a Thomas y al mismo tiempo odiaba que los instructores no hicieran nada al respecto y terminaran castigándome solo a mí por defenderlo...

—No tenías que hacerlo, Quinn—dice con las mejillas sonrosadas por la vergüenza.

—Se lo merecía, él y todos ellos—le suelto, reacomodando la bolsa guisantes congelados sobre mi mano derecha, pues le había dado un puñetazo en la nariz a un niño que había empujado a Tommy al lodo.

—Pero no tenias que entrar en sus cabañas y causar destrozos—reprocha, mirándome con severidad, muy poco sabia el que esa mirada lo hacía ver adorable—, has acabado con todo, no les quedo ni un solo comic a esos pobres chicos—suspira con tristeza, como si esos comics fueran los suyos y le dolieran.

Solté una carcajada maléfica en respuesta.

Debiste haber visto sus caras cuando encontraron todo ese desastre—me rió recordando sus rostros horrorizados al encontrar su cabaña llena de lodo por todos lados, los comics recortados en trozos esparcidos por todo el lugar, un mapache encerrado en el baño y una cubeta, repleta de globos de agua lista para darles la bienvenida una vez que abrieran la puerta—. ¿Recuerdas la película Juego de gemelas? Quien diría que algún día me serviría tanto que esa fuera mi película favorita de toda la vida.

—Si, pero ahora te han castigado por mi culpa. —dijo avergonzado, probablemente debe estarse sintiendo culpable por mi castigo, aunque no tenga la culpa de nada.

—Es un precio que estoy dispuesta a pagar, no me arrepiento de lo que hice—lo miro solemnemente—. Siempre voy a defenderte, Tommy, sin importar lo que me pase a mí, siempre estaré ahí para protegerte—le prometo.

Veo como los ojos de Tommy se llenan de lágrimas, pero no permite que ninguna de ellas se le escape, probablemente por toda esa basura que su padre le dice sobre que "Los verdaderos hombres no lloran". Pienso que eso es una completa ridiculez, la gente debe llorar cuando quiera y por lo que quiera, todos tienen derecho a llorar, llorar por una canción triste o llorar porque aplazaste un examen, o llorar de emoción por tu cantante favorito, o porque perdiste a alguien importante en tu vida. Nunca es bueno reprimir emociones, eso es algo que Shannon siempre me ha dicho. Cuando el padre de Tommy menciono su frasecita frente a mí, no dude en hacerle saber lo que pensaba al respecto, e incluso el padre de Tommy casi llego a odiarme por unos instantes por contradecirlo frente a sus hijos.

—Tu eres la verdadera superheroína de mi vida—me dice, me mira con admiración y yo amo eso.—, y la mejor de todas.

—Soy... ¡Super Queenie! —imito una pose heroica para romper la tensión del momento.

Alguna vez nosotrosWhere stories live. Discover now