Capitulo 26: Todo lo que pierdes es un paso que das

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Quinn

Mi pierna se mueve nerviosamente de arriba abajo mientras observo ansiosamente las manecillas del reloj moverse con más lentitud de lo que me gustaría. Mis dedos tamborilean sobre el apoya brazos de la silla.

—Muy bien, Quinn. Tu regreso a casa, ¿Cómo lo describirías en tres palabras? —pregunta la mujer, mirándome con dulzura. Es mi primera visita al psicólogo. La mujer frente a mi me mira con amabilidad, es tan hermosa

Resoplo.

—Caótico, confuso... ¿nostálgico?—enumero.

—¿Me lo estas preguntando?

—Es decir... estoy confundida, no entiendo exactamente como me siento. Me fui de la ciudad, porque sentía que no encajaba, nunca pude encontrar mi sitio aquí, ¿sabe?—ella asiente, comprensiva—. Siempre culpe a la ciudad, pero ahora he vuelto y todo parece ser lo mismo y al mismo tiempo es diferente, pero yo sigo sin encajar aquí.

—¿Cómo te sentías cuando vivías afuera?

—Como si fuera la mejor versión de mí misma...

Ella anota algo en su libreta.

—¿Y ahora que has vuelto?

—Siento que vuelvo a ser esa antigua Quinn que deje aquí—explico—. La Quinn rencorosa, la que no encaja.

—Quizás el problema nunca fue el lugar, sino la realidad, tu realidad. Eso era lo que no te gustaba cuando estabas aquí, hasta que cambiaste a otra realidad, donde pudiste empezar de cero y ser quien querías—habla tranquilamente, como si no me estuviese soltando una bomba—, y ahora que estas de regreso en esta realidad, la misma de la que tanto querías escapar, vuelves a caer en viejos hábitos.

—Entonces... ¿el problema soy yo?—suelto un bufido—, ¿no es esta ciudad?

—La ciudad no cambia, las personas lo hacen—Dejo escapar una exhalación, cruzándome de brazos a la defensiva—, dices que te fuiste porque sentías que este no era lugar para ti, que no encajabas con las personas, ¿alguna vez intentaste cambiar la situación?

Pienso.

—No...

—¿Por qué no?

—Porque no me gustaba la idea de cambiar todo de mi para encajar con otros solo para complacer a las personas—me cruzo de brazos—. Mire, soy consciente de que soy algo difícil de tratar y que no siempre caigo bien a todos...

—Así que preferiste irte, antes de darles la opción de que te abandonaran—me quedo callada. Aprieto mis manos en puños, pero no puedo negar que tiene razón—, y este amigo tuyo, Thomas... ¿Qué pasa exactamente con él?

—Eso me gustaría saber a mí también—me descruzo de brazos—. Vine aquí por un objetivo específico, cuando mi hermana me llamo por su boda, parecía que tenía todo listo, pero luego llegue aquí y parecía que no había planeado nada, lo cual sé que es mentira, pero ahora insiste en hacerme pasar tiempo con él en nombre de su boda.

—Entonces tu hermana te hizo venir—se muestra analítica.

—Oh, no la conoce, es una mente maestra. Algo trama, lo intuyo desde el segundo en que me convenció para regresar, sí.

—Tu hermana tiene una gran influencia sobre ti, ¿cierto?

Me encojo de hombros.

—Si, pero siempre busca lo mejor para mí, aunque no siempre entienda sus planes.

—¿Qué hay de tu madre?

Suelto una risa.

—No creo que nos alcance el tiempo para abordar ese tema, créame—La doctora Evelyn parece retener una sonrisa—. ¿Sabía que cada viernes se reunía con Thomas después de que me fui? Y ella sabía, ella sabía cómo habían quedado las cosas con él y todavía lo defiende—las palabras fluyen de mi boca con rapidez—. Es decir, yo nunca pedí que eligieran bandos, pero me habría gustado que me lo dijera como mínimo... ¡Y nunca se disculpó!

Alguna vez nosotrosKde žijí příběhy. Začni objevovat