Capitulo 22: Nunca llegue a decirte lo que realmente quería...

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Thomas

Hay un sueño que se repite constantemente durante las noches más solitarias, estoy en el campo de fútbol, lanzo la pelota logrando un perfecto Touchdown y se escuchan los vítores, el público clama mi nombre, pero nada de eso me importa, cuando los veo, solo la veo a ella con una radiante sonrisa dedicada a mí, entre todas las personas ella resalta, la única que importa. Corro las millas que nos separan hasta llegar a Quinn y ella me alcanza a mitad del campo.

En el sueño las personas se aglomeras a nuestro alrededor para felicitarme, casi me separan de ella, pero no lo permito, lucho hasta volver a alcanzarla. Claro esta que en el sueño fui mucho más valiente de lo que lo fui en la vida real, porque sin importar lo que digan, lo que hagan para separarnos, tomo sus mejillas y le planto un beso.

Pero nada de lo que haya soñado, imaginado, se compara a lo que es realmente este momento. 

Atrapado en un hechizo magnético, sus labios sobre los míos, mis manos sobre sus mejillas. La brisa  otoñal nos rodea en un suspiro, alborotando el cabello de Quinn, siento sus cabellos rozar mi rostro en una acaricia. El ambiente se impregna del anhelo, del deseo, de la nostalgia. No sé quién fue el primero acortar la distancia, pero no seré yo quien la rompa, sin duda.

El resto del mundo desaparece y solo soy consciente de su tacto, del roce de sus pestañas de sus suaves labios, del sabor de las cerezas combinados con el vino y las golosinas.

Podría jurar escuchar fuegos artificiales romper con la calma del cielo nocturno, pero no estaría seguro de que sea real o solo producto de la emoción que produce este momento. Siento como si hubiese pasado mil años atrapado entre cadenas y ahora, finalmente soy libre. Veo distintos momentos flotar a nuestro alrededor, días felices, los días grises, días de diversión, escucho el sonido de su risa mezclada con la mía.

Dicen que que no hay peor ciego que el que no quiere ver, alguna vez fui demasiado ciego como para ver lo que tenía delante de mí, demasiado tonto para comprender ciertas cosas, pero ahora veo todo con claridad y no tengo intención de cometer los mismos errores del pasado.

Por un segundo aquella lejana noche en la que jugamos verdad o reto en una fiesta llega a mi mente, la noche en la que cometí un error terrible. Besar a otra chica en lugar de besar a Quinn fue el peor acto de cobardía que alguna vez cometí, la chica más hermosa en cualquier lugar siempre ha sido ella, siempre lo será...

Ojalá hubiese sido lo suficientemente valiente como para besarla delante de todos sin importarme un comino lo que dijeran los demás, ¿Qué importaba si se burlaban de mí? No eran más que una partida de imbéciles, nunca supieron ver lo especial que era mi Queenie, envidiaban su brillo, la detestaban porque sabían que estaba destinada a grandes cosas y eso lo odiaban.

«Y yo fui lo suficientemente imbécil para alguna vez querer ganarme su respeto...»

Lo último que recuerdo de esa noche es haberla visto besar a otro, un chico más listo que yo sin duda, un chico que, sin duda fue valiente y lo odiaba por ello, porque desde el segundo en que Quinn poso sus labios sobre los suyos y este sonreía por ella conocí la envidia y los celos.

«El karma nuevamente pateandome el trasero, supongo».

Pero aquí estamos otra vez, la vida me ha regalado otra oportunidad para empezar de nuevo, para hacer las cosas bien de una vez por todas.

Debo admitir que he soñado con este momento un millón de veces antes, pero nada comparado con la realidad, esto es lo más cercano al cielo que alguna vez estaré y quisiera que este momento no terminara jamás, así como también Renunciaría a cualquier eternidad solo por volver a sentir el toque de sus labios junto a los míos.

Alguna vez nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora