Capitulo 29: Entrevistas y reencuentros

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Quinn

En nuestras vidas, habrá momentos en donde inevitablemente cometamos errores, muchos errores hasta que aprendamos a corregirlos, nos caeremos, nos sacudiremos el polvo de las rodillas y volveremos a levantar. Momentos donde no le demos importancia a las cosas o tal vez exageremos un poco demasiado, inevitablemente pasaremos momentos de vergüenza.

Momentos donde crearemos una realidad donde solo nuestra propia verdad sea la que importa, sin tomar reparos en escuchar segundas versiones, nos ensimismaremos tanto en nuestra propia realidad que pediremos ser escuchados sin molestarnos en escuchar al otro. También seremos jueces y verdugos para ejecutar castigos a otros aun sin antes conocer el trasfondo completo de una historia.

La mente humana es un lugar complejo, un campo de minas, un paso en falso y no sabemos exactamente que bomba podremos activar. Nos sentiremos arder en llamas sin que nadie mas pueda ver el fuego, intentaremos pedir ayuda a través de pequeñas señales, mentiremos y nos enojaremos cuando nadie más capte los mensajes, nos bloquearemos a nosotros mismos, aislándonos de nuestros amigos, nos sentiremos delicados, saldremos de ello, lo superaremos.

Nos ahogaremos en un vaso de agua, pero encontraremos la forma de flotar hacia la superficie, nos sentiremos solos, pero podremos enfrentarnos a lo que sea que se anteponga a nosotros, queremos alejarnos del mundo, pero aprenderemos a encontrar paz en la soledad, a lidiar con nosotros mismos y cuando llegue el momento, encontraremos la compañía correcta para compartir los momentos de silencio.

Porque todos estamos aquí por la experiencia, para aprender de nuestros errores y ser mejores en el futuro. Hay un peso menos sobre mis hombros desde que pude sentarme a escuchar el lado de la historia de Thomas, aunque, todavía nos queden muchos temas pendientes por conversar, aclarar, ha sido agradable finalmente sacar los esqueletos del armario para limpiarlo.

El perdón y las reconciliaciones son un camino largo a recorrer.

—¿Estás seguro? —le pregunto a Keith, al otro lado de la línea telefónica. Me ha invitado a los ensayos de su banda donde se supone que podre entrevistarlos para un nuevo artículo, un trato que va a beneficiarnos a ambos pues ellos necesitan la publicidad y yo necesito historias para contar.

—No seas tonta, Jake podrá ser un amargado, pero no muerde—suelta una pequeña risa.

—En realidad a quien quiero entrevistar es a Maeve.

Escucho un sonido ahogado.

—Creí que me entrevistarías a mí también—reclama, ofendido—. Me has dejado tirado por días y ahora resulta que no me harás famoso en una de tus entrevistas—suspira dramáticamente.

—Se supone que voy a entrevistar a toda la banda, genio—replico, conteniendo una sonrisa—. Pero mi objetivo principal es Maeve, el cerebro detrás de la banda.

—Yo soy el corazón de la banda—acota.

Chasqueo la lengua.

—Tendría que verlo para creerlo—corto la llamada para abrir la puerta del local de Nicole, encontrándolo hecho un caos, hay cables, cámaras e instrumentos por todos lados. Frunzo el ceño a medida que ingreso al sitio, evitando tropezar algún cable.

Al otro lado de la estancia alcanzo a ver a Keith sentado despreocupadamente en una silla, mientras una chica castaña discute con él, no es necesario acercarme demasiado para saber que se trata de Edén. Entonces recuerdo que Keith me comento que ella estaría documentando los inicios de la banda para su trabajo de clases.

—¿El maquillaje es realmente necesario?

—La idea es que tu rostro no se vea grasoso en pantalla—responde, Edén.

Alguna vez nosotrosWhere stories live. Discover now