Capitulo 14: La conversación pendiente

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Quinn

Hay personas que nos gustaría que se mantuvieran en nuestros recuerdos y recuerdos que nos gustaría se desvanecieran en el aire. Momentos en nuestras vidas que por más que intentemos rehuir de ellos, no paramos de reproducirlos en nuestras mentes una y otra vez durante las noches de insomnio.

Cada persona, cada lugar, cada momento, cada recuerdo que tengo aquí a Memphis están atados a la misma persona. Esa misma persona que quiero dejar atrás, en el pasado, pero no me lo permite, pues sigue volviendo.

Intento tomar distintos caminos, pero todos me dirigen a la misma dirección, todos mis caminos me llevan de regreso a Thomas Adams, a sus ojos marrones, sus rizos castaños, sus mejillas sonrosadas por la vergüenza, las risas, los bailes improvisados, las palabras claves que nadie más entendía, los buenos momentos, las peleas, al caleidoscopio de recuerdos que me envuelve y arrasan conmigo.

También regreso a esa última pelea, lo veo parado frente a mí, con un gorro de lana que tejí para el en una clase de costura, con una expresión tan vacía que daba escalofríos, pues nunca antes había visto en él. Me mira, pero no dice nada y yo estoy llorando frente a él. Rebobino esa última escena constantemente en mi cabeza, pensando en todas las cosas que podría haber dicho y que no dije, pensando en las excusas, en las cosas que él quería decir, pero tampoco se atrevió. Preguntándome que quizás si algo habría sido diferente, quizás hoy en día todo sería distinto.

Doy vueltas y vueltas hasta que sea la hora de nuestro encuentro, pero he llegado muy temprano y aun no me atrevo a ingresar al local de Nicole, me asomo a través de la vidriera, pero no reconozco a ninguno de los chicos que se encuentran en la barra.

—Hola, ¿Estabas por entrar? —pregunta una voz a mi lado, sobresaltándome. Veo una chica alta y castaña que me mira con duda, pero aun así mantiene una sonrisa amable. La reconozco, es la nieta de Nicole, Alya, la recuerdo.

Niego.

—Estoy esperando a alguien—respondo antes de echar un vistazo a través del vidrio. Alcanzo a ver a otro chico en la barra del restaurant, y enseguida deduzco que debe ser el otro nieto de Nicole. Lo detallo bien, se ve más guapo de lo que lo recordaba.

«¿Sera este mi nuevo ser amado?»

Recuerdo que muchas chicas de mi escuela comenzaron a venir aquí más seguido solo por él. Solía quejarme con Thomas sobre eso, pues detestaba ver nuestro lugar invadido por indeseables compañeros de clase.

—Me gustaría ser tu cuñada, pero mi hermano ya tiene novia—bromea la chica a mi lado, notando hacia donde estoy mirando.

Suelto un respingo, mis mejillas se desinflan en el segundo que escucho la palabra novia y la chica se ríe.

—¡No, no, no! —me apresuro, moviendo mis manos frenéticamente—, no era eso, yo solo...

Mis balbuceos se ven interrumpidos por sus carcajadas.

«¡Demonios! Llegue demasiado tarde a la vida de ese bombón»

—Tu solías venir mucho por aquí, ¿verdad? —me mira—. Te recuerdo, la abuela hablaba mucho de ti y de tu amigo, sus clientes favoritos.

—Si, así es—confirmo con alegría.

Sonrió, enternecida. Mi corazón se alegra de haber sido recordada, quizás no llegue a compartir tanto con ella como lo hacía con su abuela, pero me agrada el hecho de que me recuerde. 

—¿Esperas a tu amigo? ¿no te gustaría esperar adentro? —sonríe con amabilidad—. A mi abuela le dará mucha alegría verte.

—¿Nicole esta? —pregunto torpemente.

Alguna vez nosotrosWhere stories live. Discover now