Capítulo 24

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— ¡¿PREPARADO, ROQUE?! — grité fuertemente, sintiendo como la adrenalina recorría mi cuerpo, aun sin moverme.

— ¡PREPARADÍSIMO! —gritó enérgico.

— Oye tú, mejor que no hagas que me arrepienta por esto — dijo Sebastián, el chico que aceptó hacerme el favor. — Y espero que no me hayas mentido y de verdad sepas llevar una moto.

No era mentira, hace unos años aprendí a manejar uno moto, tenía una con la que me encantaba perderme por cualquier rincón del país. Con ella me sentía como si estuviera volando, era maravilloso la libertad que me daba.

Al hablar con los chicos, lo que se me ocurrió pedirles fue que me dejaran una de sus motos, a lo que todos se negaron rotundamente por miedo a los problemas que podrían tener con Nadir y Luca si algo llegara a salir mal, pero son tan grandes mis ganas de hacer algo diferente que empecé a insistir hasta que finalmente aceptaron.

— Que si... — respondí, cansada de su insistencia. Desde que me monté en la moto, no se había callado. — Te estoy diciendo que antes montaba constantemente en moto.

— Sebastián, déjanos irnos ya — dijo Roque tras de mí.

— Si algo llega a pasar es culpa tuya— dijo nuevamente el dueño de la moto. De verdad que eran unos miedicas.

— ¿Qué podría salir mal?— pregunté agrandando la sonrisa. Es muy exagerado. — Lo único que puede pasar, es que Roque y yo nos lo pasemos genial.

— Muchas cosas pueden salir mal si no tienes cuidado. —insistió él. Entiendo que cuide su moto como si fuera un tesoro pero por dios, no planeaba destrozárselo.

— Venga tío, ya se lo has dejado, cállate y déjalos dar una vuelta — intervino otro chico a su lado.

— Bien... iros ya — dijo haciéndose a un lado, dejándonos el paso libre.

— Fabi, ten cuidado — pidió Eli mirándonos con una sonrisa, la cual sabía que guardaba preocupación.

Giré la cabeza a mirar a Roque, el cual mostraba una gran sonrisa, estaba feliz. Él si creía en mí y me lo demostraba al no haberme puesto pega alguna. Desde luego que teníamos las mismas ganas de vivir.

— Roque, ¿listo? —pregunté, volviendo mi vista al frente.

— ¡DALE!

Su grito fue suficiente para animarme a darle de una vez. Me puse el casco y enseguida arranqué la hermosa Ducati Monster 1100.

El casco era abierto y el vierto acariciaba mi rostro. Por fin empezaba a sentirme viva y la adrenalina me hacía acelerar y acelerar, disfrutando de la velocidad y del vacío camino.

— ¿Todo bien? — pregunté a mi único compañero, sin quitar la mirada del frente.

— ¡TODO GENIAL! —gritó alto.

De la felicidad que sentía fui incapaz de aguantar y terminé gritando con todas mis fuerzas, sacando un poco del peso que llevaba guardado. Roque se apuntó a mi plan y acabamos los dos como un par de locos gritándole a la nada.

Por primera vez no había discusiones, estaba feliz y cómoda... este momento era mágico. Roque y esta moto me dieron la energía que necesitaba.

No sé cuánto pasó pero solo quería que el tiempo se detuviera. Sé que los chicos me dijeron que diera una pequeña vuelta y volviera, pero me pueden las ganas y por mi cuenta decidí darme un poco más de tiempo, aunque eso suponga una discusión cuando volvamos.

Estábamos disfrutando del paseo cuando de repente noto por el retrovisor de la moto como un coche se aproximaba bastante a nosotros. El auto era todo oscuro, incluyendo los cristales, por lo que no podía ver quien estaba dentro.

Falsas Verdades (TERMINADA)Where stories live. Discover now