Capítulo 51

608 28 1
                                    

NARRA NADIR

Un balde de agua fría fue arrojado sobre mi cabeza, haciéndome sobresaltar. Al abrir los ojos, sentí como todo mi cuerpo dolía a morir, era horrible, sobre todo el dolor de la cabeza.

No entendía que había pasado, intentaba moverme pero no podía, revisaba todo el lugar con la mirada pero no veía más que paredes a punto de caerse.

Quise forcejear pero no tenía fuerza y el dolor que sentía no ayudaba en absoluto. De repente una risa retumbó en mis oídos y cuando busqué de quien provenía, me encontré con la persona que llevaba meses queriendo reencontrarme.

Mi hermano, al cual no le tembló la mano a la hora de traicionar a su familia. En su mirada no encontré al hombre que conocí, era otra persona metida en su cuerpo.

— ¿Ya se despertó nuestro invitado especial? —preguntó una tercera persona. Había un tío con una sonrisa en el rostro que daba asco.

No se me hizo difícil averiguar quién era, delante de mi tenía al famoso Paul. El desgraciado que llevaba meses deseando ver.

Cuando me cabeza empezó a funcionar, intenté levantarme de mi sitio, pero no pude, pues tenía tanto manos como piernas atadas a una silla de mierda.

Sentía una maldita impotencia que flipas, tanto tiempo esperando este momento para que al final fueran estos desgraciados los que me tuvieran así. Espero que no me desaten, porque lo echaría todo abajo si lo llegan a hacer.

Empecé a mover violentamente todo mi cuerpo para poder deshacerme de las cuerdas, pero era imposible. Una risa me hizo detenerme, era el malnacido de Paul, el que parecía disfrutar viéndome así.

— No sabes las ganas que tenía de conocerte — dijo mientras empezó a dar vueltas a mi alrededor. — Sabes, no soporto a los que se ven en el derecho de tocar algo que no es suyo —se colocó detrás de mí y se acercó a mi oído. — Y tú te atreviste a tocar lo que es mío, lo que me pertenece — su voz reflejaba rabia. El cabrón de verdad se creía lo que estaba diciendo.

Esta vez fui yo el que empezó a reír, me mataba de la risa su subnormalidad. Este mierda no tenía derecho ni siquiera de mencionarla, mucho menos a decir que era de él.

— ¡¿DE QUE TE RIES MALDITA MIERDA?! — gritó en mi oído, mientras se ponía nuevamente delante de mí.

— ¿Realmente te llegaste a creer que Fabiola te perteneció en algún momento? — lo miré directamente a los ojos, para que no solo me oyera, sino que también sintiera cada palabra. — Nunca fue tuya, y juro por mi vida que no volverás a acercarte a ella. No volverás a tocarla jamás.

Noté en su mirada que no le había gustado nada lo que le había dicho, pero de igual forma el muy cínico respondió con una sonrisa.

— ¿Y cómo pretendes que eso pase?

— Te voy a matar — dije totalmente honesto. No eran simples palabras, era una promesa tanto para él como para mí.

Su risa retumbó en todo el lugar. Creía que me estaba burlando, pero cuando empiece yo a reír, entonces de su garganta solo saldrán súplicas.

— ¿Lo has oído? —preguntó mirando a Ian. Después, sin verlo venir, su puño impactó contra mi nariz. — Solo tú morirás este día, pero antes te haré arrepentirte de haber tocado lo que es mío.

— ¡FABIOLA NO ES NADA TUYO! — grité como loco mientras forcejeaba nuevamente con las cuerdas. Estaba hasta la mierda de tenerlo enfrente y no poder tocarlo.

— Agradéceme porque hoy te reuniré con el bastardo de tu hermano — se atrevió a decir el hijo de puta mientras sacaba un arma y me apuntaba.

— Paul — una voz femenina lo detuvo.

Falsas Verdades (TERMINADA)Where stories live. Discover now