Capítulo 30

1K 45 5
                                    

— Tu estado ha mejorado favorablemente, señorita Fabiola —dijo el doctor, dándome una gran alegría.

— ¿Entonces ya puedo irme? — pregunté feliz.

— No puedes hacer mucho esfuerzo, debes tener cuidado y tomar tus medicamentos; si tienes todo eso en cuenta, no veo razón para que no puedas irte — por fin podría irme.

A pesar del bien que hacen los doctores, nunca me gustaron los hospitales, por lo que es un alivio escuchar tan buenas noticias.

— Muchas gracias doctor — respondí animada, recibiendo de su parte solo un asentimiento de cabeza, para después de ello, salir.

Había pasado una semana desde la inesperada, a la vez que desagradable, visita de Nadir. Afortunadamente ningún escándalo volvió a surgir, al igual que no volví a recibir su visita.

Por otro lado, Ian si había venido a visitarme más seguido, cosa que me alegraba mucho. Pasábamos horas hablando y riendo, hasta que recibía una llamada, por parte de no sé quién, y entonces se iba apresurado.

Acerca de la operación de Roque, todo había salido bien y según supe por palabras de Luca, él se encontraba con más fuerza que semanas atrás, cosa que me alegraba mucho. Lo malo es que tendría que quedarse un tiempecillo más hospitalizado, para controlar mejor su estado.

Estaba siendo una buena semana, todo eran buenas noticias, pero era inevitable para mí el sentir esa pesada sensación de culpa. No olvidaba como me cegué por mis tontas ganas de vivir y sentirme libre, abandonando por completo la cordura, saliendo no solo yo perjudicada, sino que también mi pobre Roque.

— Hora de irnos gnomito —dijo Luca, entrando bastante animado a la habitación. Lo había vuelto loco con mis insistencias diarias de irme. — ¿Lista?

— Hace semanas que estoy lista —dije mientras me ponía en pie con cuidado.

Luca se acercó hasta mí, ayudándome a mantenerme en pie. Aunque estaba mejor, los mareos aún eran constantes, por eso me ayudaba.

— ¿Quieres que te traiga la silla de rueda? — preguntó él, viendo el esfuerzo que me suponía andar.

— No hace falta, me apañaré con las muletas — dije, intentando disimular las muecas de dolor.

— Eso será incómodo para ti, con la silla podrás ir más cómoda — insistió.

— Que no quiero —me negué por última vez. Luca, a regañadientes, dejó de quejarse mientras cogía la pequeña mochila, donde guardaba la ropa que me trajeron para estar aquí.

Saliendo de la habitación, me encontré con Enzo esperando en la puerta, y con un simple asentimiento de cabeza fue que nos saludamos.

Luca pasó por delante, adelantándose, pero antes de reanudar mi paso, una pregunta apareció en mi cabeza.

— ¿Qué se sabe de Roque? —pregunté, logrando que Luca detuviera su paso.

— En este momento su cabeza es un área muy sensible que aún deben seguir examinando. Está bien, pero delicado — la culpa me impedía irme feliz, pues me llenaré de felicidad cuando mi querido Roque salga.

— No estés mal Fabiola, a pesar de todo, tu amigo está bien y seguro que en nada estará de vuelta al club —dijo Enzo en un intento de animarme, pero dudo quedarme tranquila si no lo veo con mis propios ojos.

— Quiero ver a Roque.

— Él debe estar descansando, otro día será — dijo Luca, emprendiendo su camino.

— Quiero ver a Roque —repetí nuevamente sin intención alguna de moverme de mi sitio, a no ser que sea para ver a Roque.

— Está bien —dijo Enzo, ganándose una mala mirada por parte de Luca.

Falsas Verdades (TERMINADA)Where stories live. Discover now