Capítulo 55

615 28 0
                                    

Finalmente nos encaminamos a nuestro destino, lugar que nos proporcionó Mario. Cada grupo iba por un camino que se le había sido asignado, para así tenerlos rodeados una vez lleguemos.

El primer grupo lo lideraba yo, el segundo Bruno, el tercero Donato y el cuarto Axel.

A Enzo lo había incluido en mi grupo. No estaba convencido de añadirlo en el plan, ni siquiera sé cómo llegó a querer él participar en esto, pero nos venía bien. Todos los clubs amigos se habían ido y no podían estar devuelta hoy mismo, y esto era algo que no podía esperar días o semanas, asique la ayuda de Enzo nos venía bien.

Las motos eran jodidamente ruidosas, por lo que hicimos las reparticiones de los grupos también para evitar llamar tanto la atención. No quería darles ni un segundo para pensar en huir, por eso también pararíamos un poco alejados del lugar.

Después de todo el recorrido, donde solo pude pensar en Fabiola y Nadir, el gps por fin avisó el final del camino. Paré a mi grupo y mandé un mensaje a los demás para saber su paradero, a los pocos minutos recibí la confirmación de que habían llegado a su punto. Ahora sí empezaba todo.

La oscuridad camuflaba nuestra presencia, cosa que nos beneficiaba mucho. Dejamos las motos escondidas a un lado y corrimos rápido, pero con cuidado de no hacernos notar, siguiendo la dirección exacta de donde se encontraba Nadir.

Paramos al ver delante de nosotros un gran edificio en ruinas. No había nadie en los alrededores, cosa que me pareció muy extraño.

— Es raro — dije, mirando a Enzo.

— Estaba pensando lo mismo — coincidió él. — Escuché que la explosión había sido bastante grabe, por lo que me esperaba ver todo el lugar lleno.

— No confío nada.

— Fíjate que el lugar tiene cinco plantas, en cada una de ellas podrían ir repartiéndose los hombres, y así nos protegemos mientras buscamos a Nadir y Fabiola.

Entre los que tenemos que dejar abajo vigilando y los que se tengan que quedar en cada planta, no nos venía bien a la hora de enfrentar a esos desgraciados.

La mitad de nuestros hombres se quedaron en casa, ya sea porque estaban lastimados o porque se quedaron protegiendo a las mujeres.

— Vamos escasos de hombres — le dije. — Necesitamos atacar fuerte.

— Hay que actuar rápido — dijo él. — Además, ellos estarán cerca. Confía en mí, hoy se acabará esto.

Eso es cierto, los hombres estarán bajo el mismo techo y sé lo profesionales que son.

Cuando finalmente accedí a la idea de Enzo, envié un mensaje a Bruno, Donato y Axel, avisándoles del cambio que haríamos. A Bruno no le pareció bien hacer un cambio en el último momento, pero finalmente acabaron aceptando los tres y procedimos a acercarnos en sigilo.

Mi grupo lo había escuchado todo, pero igualmente hablé con ellos rápido para que quede claro quien se quedaría en cada planta.

Nos dirigimos a las escaleras para empezar a subir, sintiendo fatiga por cada paso que daba. Este sitio daba asco, pero no me sorprendía que hayan elegido venir aquí, pues era igual de repugnante de ellos.

Este lugar era un edificio que se quedó a mitad de construcción, era enorme pero todo un desastre. Parecía que iba a caer en cualquier momento.

Por cada planta que subíamos, hombres de mi grupo se iban distribuyendo.

Subíamos piso por piso, y mi desesperación aumentaba por aún no ver a nadie. Para rematar mi ansiedad, un disparo se escuchó desde la planta de arriba, retumbando por todo el lugar.

Me paralicé al pensar que ese disparo podría haber sido dirigido a Nadir o Fabiola. Entonces, sin importarme ser escuchado, empecé a subir corriendo las escaleras que me faltaban.

Cuando iba a cruzar el umbral que me separaba de las voces, un brazo me detuvo. Se trataba de Bruno, el cual se encontraba frente a mí, junto a Boris y Sebastián, los cuales sostenían sus armas.

— No puedes actuar como puto loco — gruñó Bruno en voz baja.

Tenía que pensar sí, pero estaba enfadado, sobre todo preocupado por Nadir y Fabiola.

Me asomé, con cuidado de no ser visto, para saber que estaba pasando al otro lado, y efectivamente todo era una auténtica locura.

Roxy, para mi sorpresa, se encontraba ahí metida. Sujetaba dos armas, apuntando a Ian y a otros dos más.

Lo peor fue ver del otro lado a Nadir y Fabiola juntos, siendo apuntados por el hijo de puta de Paul. Este se encontraba muy cerca de ellos, gritando como loco.

Tanto Nadir como Fabiola se encontraban en un muy mal estado. Estaban golpeados, sangrando y débiles.

— Hay que actuar — dijo Bruno, haciéndome salir de mi trance.

— ¿Dónde está tu arma Luca? — preguntó Enzo, haciéndome recordar que seguía con las manos vacías.

Saqué mi pistola y me preparé para entrar.

— Boris y Sebastián, vosotros id con Roxy. Impedid que Ian y los otros dos puedan tan siquiera moverse. — indiqué sin quitar la mirada de Paul. — Bruno, avisa a Axel y Donato de que entraremos.

— Hecho — dijo Bruno, sosteniendo su móvil.

Cuando vi a todos preparados, mandé actuar.

— ¡AHORA! — grité mientras me adentraba a toda velocidad al lugar donde se encontraban.

Nuestra aparición fue sorpresa para todos. Nadir quiso aprovechar para alejar a Fabiola de la escena en la que se encontraban, pero antes de poder tocarla, Paul se adelantó, sosteniendo a Fabiola del cabello y empujándola hacia él.

— ¡NO LA TOQUES! —grité, dispuesto de dispararlo, pero el desgraciado colocó a Fabiola frente a él mientras la apuntaba con su arma.

— No lo vais a lograr... ¡NO LA SEPARAREIS DE MÍ! — gritó como loco, mientras envolvía su brazo alrededor del cuello de Fabiola.

Mi pobre niña lloraba desesperadamente, y eso me enloquecía más.

— ¡SUELTALA MALDITO PERRO! — grité furioso. Ya lo teníamos, estaba rodeado, no podía seguir jodiéndonos más.

— Fabiola y yo somos uno, nadie puede separarnos. Estamos destinados y vivir y morir juntos...

Falsas Verdades (TERMINADA)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें