Capítulo 37

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NARRA FABIOLA

Estaba agotada, llevaba encerrada en la habitación por horas; dormí, desperté, daba vueltas por la habitación... hacía de todo por tal de entretenerme y no tener que salir y verle la cara al imbécil de Luca.

Cuando me volví a tumbar, el tono del móvil me sobresaltó. Nunca recibía llamadas y al hacerlo en este momento, solo me hacía malpensar de quién podría ser.

Me levanto, acercándome lentamente a la mesita de noche, donde tenía el móvil. Me temblaba todo el cuerpo, pero un ligero suspiro de alivio se me escapó al ver que no era él.

La persona que llamaba era Nadir, el cual se encargaba de alterarme sin siquiera pretenderlo. A la segunda llamada, lo cogí.

— ¿Qué quieres Nadir? — pregunté, sonando más seca de lo que quería.

— ¿Y ese humor?

— ¿Puedes solo dejarme en paz? —no quería hablarle mal, pero realmente la conversación con Luca me dejó sin ganas de hablar con nadie.

— La verdad que no puedo — dijo él. — ¿Se te olvidó que teníamos una cita hoy?

— ¿De qué cita me hablas Nadir? ¿Crees que tengo ganas para ello? —pregunté sin esperar respuesta, pues acabé colgando la llamado.

Tiré el móvil sobre la cama, y a su lado me acosté yo con intención de volver a dormirme, cosa que no pudo ser pues fui interrumpida por unos golpes en la puerta. Intentaba no hacerle caso a los golpes, pero tras un rato en donde los porrazos no cesaban, decidí abrir.

— ¡¿Qué?! —pregunté irritada, una vez que abrí la puerta.

— ¿Así recibes a los que vienen a visitarte a tu cuerva?—preguntó Nadir, con una sonrisa torcida en su rostro, logrando que sonriera por primera vez en el día.

Me sorprendía a mí misma por pensar que al principio no quería ni verlo a la cara, y ahora no me importaba si desapareciéramos juntos de la vida.

— ¿Qué haces aquí? — pregunté, algo más suave.

— Vine a por mí cita.

— Te dije que n...

— Y yo me niego a hacer caso a tus palabras —dijo él interrumpiéndome. — ¿Crees que te aceptaré que me des plantón en nuestra primera cita?

— Nadir...

— Se nos hará tarde si seguimos hablando — volvió a interrumpirme, para terminar adentrándose a la habitación.

— ¿Qué haces?

— Buscarte algo para ponerte.

Fue al armario, eligiendo la ropa que usaría. No había mucho para elegir, pues todo lo que tenía era del mismo estilo y los mismos colores oscuros.

Rendida ante la cabezonería de Nadir, decidí callar y simplemente hacer lo que me pedía. Lo eché de la habitación y comencé a vestirme, sintiéndome defraudada por lo que reflejaba el espejo.

Como ya dije, mi ropa era simple a la vez que repetitiva, y aunque suene raro, hoy quería sentirme bonita y esta ropa no me ayudaba en absoluto.

Cierto es que todavía no he aceptado tener una relación con Nadir, pero hacía mucho tiempo que no tenía una cita y, como mínimo, quería ir sintiéndome una mujer, bonita y elegante. Busqué con la mirada en toda la habitación, en búsqueda de ayuda, encontrando en un rincón el maquillaje de Eli.

Estaba nerviosa de usarlo, sobre todo cuando ya me había acostumbrado todos estos meses a no tener que maquillarme para cubrir ningún moratón. Me puse algo ligero, pero bonito, me sentía torpe con las brochas en mano, pero que valió la pena tras verme al espejo.

Falsas Verdades (TERMINADA)Where stories live. Discover now