Capítulo 52

583 31 1
                                    

Las horas pasaban y el no saber nada de lo que estaba pasando era algo que me empezaba a generar ansiedad. Intenté muchas veces zafarme pero era imposible, parecía que las cuerdas estuvieran pegadas.

Miré por todo mí alrededor intentando ubicar algo afilado. El lugar estaba en ruinas, todo parecía a punto de caerse, había piedras y basuras pero nada me servía.

Un ruido procedente de las escaleras llamó mi atención, fijé mi mirada y encontré ahí a Roxy, la cual apareció con un plato de comida en las manos.

— Te traje algo para comer, pero como no puedo desatarte no me queda de otra que alimentarte yo — dijo mientras colocaba una silla a mi lado y tomaba asiento.

— No tengo hambre — me tenía hasta la mierda esta chica. Era tan tonta de ofrecerme comida en esta situación, ¿enserio?

— Como quieras — dijo mientras se ponía en pie. — No voy a insistir — estaba con intención de irse pero la detuve.

— ¿Por qué dijo eso Ian? — en mi cabeza no paraba de rondar las palabras de ese mierda. Necesitaba respuestas.

— Ian no sabe lo que dice — dijo sin más.

— Creo que lo sabe muy bien, al igual que sé que hay mucho que tú te estas guardando.

— ¡¿Qué yo me guardo cosas?! — preguntó enojada. — ¿Y dónde estabas cuando quería contar todas esas cosas? Claro, no interesaba oír mi versión cuando ya me habíais sentenciado.

No sabe lo que dice, ese jodido día lloraba por mi hermano mientras buscaba justicia. A pesar del dolor, oí a todos los que tenían algo por decir, ¿pero qué hacía yo si todos la acusaban a ella y las pruebas no la favorecían?

— Ese día perdí a mi hermano.

— Me repudiasteis cuando más os necesité, porque yo también perdí esa noche a Leo. — sus ojos se aguaron al decir esas palabras.

Su mirada expresaba tristeza, pero no sentía ni la más mínima pena por ella, ya que al igual que Ian, ambos eran unos traidores de mierda.

— No intentes mentirme Roxy, eres solo una perra que jamás mereció a mi hermano — dije molesto.

Estos cabrones querían volverme loco, primero las palabrerías de Ian y ahora Roxy intentando hacerme creer que sufrió ese día. No sé porque pierdo mi tiempo con ellos, sobre todo sabiendo lo manipuladores que son.

— ¿Quieres saber lo que pasó ese día? Bien, te lo diré — dijo mientras volvía a sentarse en la silla que se encontraba delante de mí.

— Olvídalo, no me interesa seguir oyendo más mierdas.

— Jamás engañé a tú hermano — dijo, omitiendo mis palabras. — Pero él siempre fue demasiado celoso como para confiar en mi palabra...— sus palabras me hicieron reír.

— Me dirás ahora que Leo tuvo la culpa de todo, ¿verdad?

— ¡MALDITA SEA, ESCÚCHAME!

— ¡ESA NOCHE ÉL FUE A VERTE Y NO VOLVIÓ!

¿Cómo podía ser tan descarada de seguir negándolo? Quería matarla, ¡quería matarlos a todos!

— ¡IAN LO TRAMÓ TODO! — dijo mientras se ponía nuevamente en pie. — La ambición y las ganas de tener el mayor puesto lo llevó a tenderle una trampa a Leo.

Ian ya me había dicho esas palabras y sinceramente no quería aceptarlas. ¿Cómo podría aceptar que mi hermano fue traicionado por los más cercanos y por los que más quiso? Esa mierda era dura de asimilar.

— Cuando mis problemas con Leo empezaron a ser más notorias, Ian se acercó a mí y me comentó que planeaba tenderle una trampa a Leo para que todos se pusieran en su contra — dijo ella desviando su mirada de la mía. — Jamás me dijo qué era lo que realmente quería hacerle, pero cuando pidió mi ayuda me negué rotundamente. El tiempo pasó y creí que lo había olvidado, pero no fue así...

— ¡¿POR QUÉ NO VINISTE A CONTARME ESA MIERDA?!

— Jamás lo engañé y mucho menos lo lastimé — dijo ella, intentando limpiar su culo, quitándose toda la culpa.

— Lo lastimaste con tu jodido silencio maldita perra.

— Lo sé... y cada día me repito que pude haberlo evitado.

¡Ojalá se pudran todos en el infierno!

— Nadir...

— Solo dime una jodida cosa — una jodida cosa que llevaba años torturándome. — ¿De verdad se suicidó?

— Sabías como era — dijo mientras limpiaba su rostro, borrando cada rastro de lágrimas. — Sabes que él jamás hubiese hecho algo así.

— ¿Ian acabó con su vida?

— Créeme que no sé más de ese día. Le engañó pero no sé qué más le hizo.

Ian disfrutó engañando a mi hermano, pero juro que dejaré de considerarme hombre si no lo hago sufrir su mismo destino. Por años vio mi dolor por no poder hacer justicia y como el gran cínico que es, solo miraba sin decir que él era el asesino que buscábamos.

— Guardaste silencio a pesar de saberlo todo — dije con rencor. Por su culpa estuvimos todo este tiempo conviviendo con el asesino de Leo.

— Ya me considerabais una asesina, ¿Quién se supone que me hubiese hecho caso? — su voz era apenas audible. — Guardé silencio, os dejé llamarme como quisierais y me fui lejos a sanarme sola.

— Pude haberlo salvado — agaché la cabeza ocultando las jodidas lágrimas que se derramaban sin avisar.

Mi cabeza me torturaba tanto por algo que sabía que no podía remediar. Roxy no dijo nada, mejor, pues dudo que haya nada que añadir.

— ¿Por qué estás con ellos?

Si tanto dice que sufrió por Leo, ¿cómo es que ahora estaba ayudando a su asesino?

— Para vengarme de vosotros — su mirada estaba fija en mí y en ellos podía ver el enojo. — Os he odiado por tantos años que ahora solo quiero lastimaros — era evidente que sentía cada palabras que decía, realmente nos odia. — Vosotros me empujasteis a ellos.

— Ayúdame Roxy —rogué desesperado. — Fabiola no tiene culpa de nada, desátame para poder protegerla de ellos.

— No — dijo mientras me daba la espalda. — No voy a hacerte ningún favor.

— ¡OTRA PERSONA INOCENTE SUFRIRÁ SI NO ME AYUDAS! — Roxy paró su paso, pero siguió dándome la espalda. — Por el amor que le tuviste a Leo, ayúdame a acabar con esos dos hijos de puta.

— Cállate... — exigió mientras tapaba sus oído fuertemente con las manos. — No sabes lo que me pasará si te ayudo.

— Esos dos no volverán a tocar a nadie, lo juro.

Por la cabeza de Roxy parecían pasar millones de cosas, lo estaba dudando mucho, pero no podía dejarla negarse, menos siendo ella la única que podía librarme de estas jodidas cuerdas.

— Te lo suplico Roxy, suéltame — jamás le supliqué a nadie, pero en estos momentos nada me importaba.

Entonces Roxy se acercó a mí, colocándose detrás de donde estaba.

— Sé rápido — dijo mientras me entregaba un objeto. Sin decir nada más se fue corriendo del lugar.

Examiné con cuidado lo que tenía en las manos, y se trataba de una jodida navaja. Roxy aceptó ayudarme a su manera y la verdad que no pedía más.

Gracias a ella lograría librarme de estas malditas cuerdas y por fin estaría igualado a ellos.

Falsas Verdades (TERMINADA)Where stories live. Discover now