Capítulo 54

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NARRA LUCA

Cuando terminamos de preparar el ataque, se dirigieron todos a la salida mientras que quise ir a ver un segundo a Fabi antes de irme.

Sé que este momento está siendo duro para ella, en la conversación que tuvimos hace un rato parecía estar a punto de enloquecer. Quería irme tranquilo, por eso mismo la quería ver.

Cuando llego a la planta de arriba, me encuentro a Eli saliendo apresurada de la habitación donde estaba Fabiola. Su expresión mostraba pánico, cosa que me alarmó.

— ¿Qué pasa? — pregunté mientras la sostuve por ambos brazos.

— Yo... ella no... — las palabras no salían de su boca, y eso empezó a molestarme. Quería una respuesta enseguida.

— Estás angustiándome asique habla ya, ¡¿qué pasó?!

— Fabiola no está — respondió en apenas un susurro.

Sus palabras fueron algo chocantes, ¿Qué Fabiola no está? Imposible.

Corrí hasta la habitación para corroborar lo que me había dicho. Entré y desgraciadamente no estaba ahí. Busqué en el baño y en todas las habitaciones de la planta superior, pero nada.

— ¿Dónde carajo estas Fabiola? — pregunté para mí mismo mientras tiraba desesperadamente de mi pelo. Respiré hondo y pensé con claridad, entonces caí, fue en el jardín donde la vi por última vez.

Corrí escaleras abajo, rezando por encontrarla ahí. Los hermanos que me veían correr, venían tras de mí. Sabía que estaban en guardia por si algo pasaba, por eso no me extrañó cuando empezaron a seguirme sin preguntar antes.

— Inspeccionad todo el jardín en busca de Fabiola — ordené a los chicos mientras recorría todo el lugar con la mirada.

— ¿Y si está en el taller? — pregunté mirando a Eli. — Puede que haya ido a buscar a Roque.

— Imposible, justo antes de subir a ver a Fabiola, estuve con Roque — maldita sea...

Al poco tiempo apareció uno de los muchachos a los que mandé inspeccionar todo el jardín con la noticia de que Fabiola no estaba.

¿Por qué carajo la dejé en el jardín y me fui? ¿Por qué carajo sigo fallando? Esta mierda iba a acabar conmigo.

Busqué mi móvil en los bolsillos para llamarla, pero para colmo no lo llevaba encima.

— Déjame tu móvil — le pedí Eli y ella me lo cedió.

Marqué el número de Fabiola, rezando porque me conteste. Sé que no lo usaba mucho, pero esperaba que al menos lo llevara con ella hoy.

No lo cogió, sonaba y sonaba pero nada. Mi desesperación aumentaba por segundo al imaginarla en peligro. Mi cabeza no entendía en que momento desapareció.

En la entrada busqué a los chicos, y vi a todos los grupos repartidos esperando para irnos.

Axel, Donato, Enzo, Bruno y Mario se encontraban reunidos hablando entre ellos. Me acerqué interrumpiendo su conversación.

— Tenemos un problema — dije nada más llegar a ellos.

— Si lo tenemos, y es el jodido tiempo— respondió Bruno.

— Fabiola no está — dije mientras me llevaba las manos a la cabeza, estirándome el cabello de pura rabia.

— ¿Cómo que no está? — preguntó Axel. — ¿La habéis buscado bien?

— Mandé a algunos chicos a buscarla en el jardín y no la encontraron, en la casa tampoco está — respondí. — También la llamé por teléfono y nada.

— ¿Nadie la vio? — preguntó esta vez Enzo. — Es imposible que haya desaparecido y nadie se haya dado cuenta.

— Voy a volverme loco — quería quemar el mundo entero. ¿Por qué mierda tiene que pasar esto justo cuando íbamos saliendo?

— ¿Habéis visto en su lugar especial con Nadir? — preguntó Roque, apareciendo entre nosotros.

— ¿De qué lugar hablas? — pregunté extrañado.

— En el jardín trasero, hay un pequeño escondite donde se encuentra el jardín de las flores.

— ¿Jardín de las flores? — preguntó Donato. — ¿Ese sitio existe en nuestro club?

— Solo id a ver si está ahí.

Y así fue, todos corrimos a la parte trasera, siguiendo las indicaciones que nos dio Roque. Cuando llegamos, quedamos todos boquiabiertos, era impresionante este sitio, pero lo bonito se fue cuando no encontramos rastro de Fabiola.

— ¿Ahora qué haremos? —pregunté exasperado.

— Irnos — respondió Bruno. Lo miré de la peor manera, sin saber por qué no entendía mi desesperación.

— ¿Cómo te atreves a decir eso? — respeto mucho a Bruno y él bien sabe que jamás me negué a cumplir alguna de sus órdenes, pero no podía estar hablando enserio cuando decía eso.

— Bruno tiene razón — dijo Donato. — De todos modos vamos a encontrarnos con Paul e Ian. Si algo le hizo, con ellos debe de estar.

— ¿Y si no está con ellos? — pregunté con miedo.

— Pues entonces alégrate — dijo Donato. — Si no está con esos desgraciados entonces tiene que estar bien.

— ¡No olvides que Nadir está en peligro! — dijo Bruno. — ¡El tiempo pasa joder!

Era una completa mierda lo que estaba pasando.

— Luca, amigo, piensa en positivo. Si no está con Paul entonces no debe de estar en peligro — dijo Axel. —

En cierto modo tenían razón, teníamos que acabar de una vez con Paul, para poder vivir en paz. Con suerte, o por desgracia, encontraremos a Nadir y a Fabiola juntos.

Lo que realmente me encabronaba era pensar que no pude mantenerla protegida. Ese era mi enfado.

Me acerqué a Eli, la cual se había mantenido en silencio, y rodeé su rostro con ambas manos.

— Si Fabiola aparece, llámame.

— Ve tranquilo, yo te aviso de cualquier cosa — le di un beso y giré a ver a los muchachos.

— Vamos — dije y nos encaminamos a la entrada, donde todos esperaban.

— ¡ES HORA MUCHACHOS! — hablé, llamando la atención de todos.

Cada quien se montó en su respectiva moto, y con el miedo aún de encontrarme a Fabiola en ese sitio, nos pusimos en camino para ponerle fin a nuestros problemas.

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Falsas Verdades (TERMINADA)Where stories live. Discover now