Capítulo 42

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NARRA NADIR

Salí furioso de la habitación, pero no con Fabiola, sino conmigo. ¿Cómo pude ser tan estúpido? ¿Proponerle que llevara mis letras? Pues claro que no lo haría. Su corazón seguía lastimado, obvio que iba a decir que no.

Mis ganas de verla llevando mi chaleco me cegó, no me dejó pensar con claridad.

Bajé acelerado las escaleras, dirigiéndome a la salida con intención de irme. Antes de abrir la puerta, la voz de Mario me detuvo.

— Nadir, tengo algo importante que decirte.

— Ahora no Mario — dije sin ánimo de hablar con nadir.

— Ahora sí — insistió él. Como pude me tragué el enojo y me encaminé al despacho.

Una vez llegado a nuestro destino y tras cerrar la puerta, me serví una copa para poder calmarme. Si no hubiese sido Mario el que me detuvo, no estaría aquí ahora. Sabía de lo que me iba a hablar, al igual que sabía que ese asunto no era para dejarlo aplazado.

— ¿Tan urgente era que te quedas callado?

— No podemos detener más a Paul — si mi día iba mal, hablar de él empeoraba todo.

— ¿No que todo estaba controlado?

— Si jefe, pero ya pasó mucho tiempo, no podemos seguir atrasando sus acciones sin que nos descubra.

— ¿Por qué dices eso?

— Está tramando algo, algo muy fuerte.

— ¿De qué se trata?

— Si te digo algo te miento, pero te pido que actuemos ya, antes de que ocurra otra desgracia.

No sé si atrasarlo tanto fue buena idea, pero necesitaba más tiempo. Tiempo para mejorar las cosas en el club, tiempo para disfrutar con Fabiola, tiempo para aprovecharlo con mi familia antes de que empiece una guerra con Paul Cameron.

No sabía lo que me esperaba al enfrentar a ese psicópata, pero estaba listo para todo.

— Jefe — la voz de Mario me hizo dejar mis pensamientos de lado para volver a centrarme en él. — Creo que ya es hora de que me cuentes sobre tu plan.

— Cuando arrancas una planta de raíz, esta muere de inmediato. Eso planeo hacer, cortar el problema de raíz.

Sé que Fabiola solo podrá vivir en paz si la libero por completo del infierno que tanto la atormenta. Planeo cambiar el terror de su mirada por un brillo que refleje ilusión y esperanza.

— Nadir...

— Ya está todo dicho — finalicé para entonces dirigirme a la puerta.

Hoy hay una celebración, por fin seré presidente. Mi gente lo festeja y aunque desee irme, iré a disfrutar con ellos.

Al llegar al jardín me encontré con todos bebiendo y riendo, los cabrones necesitaban solo una cerveza en la mano para olvidarlo todo y disfrutar.

Inspeccioné todo el lugar intentando ubicarla, pero no había rastro de mi chica. Me pregunto si se molestó conmigo.

Reconozco que tuvo razón al decir que es pronto, ¿pero cómo carajo controlo lo que siento? Para mí este es el tiempo perfecto para proponérselo.

— Oye muchacho ¿qué haces ahí? — preguntó Bruno haciendo voto de presencia.

— ¿Qué quieres?

— ¿Me lo preguntas en serio? Te estábamos buscando pedazo de idiota — contestó mientras me empujaba al escenario.

A pesar de que no estaba en mi mejor estado de humor, igualmente tenía que responder ante mi deber. Los muchachos estaban reunidos, y otros clubs vinieron para acompañarnos en este momento, por lo que no podía simplemente dejarme llevar por el enfado.

Una vez subí al escenario, me siguieron Luca, Axel y Donato, ya que ellos al igual que yo también ocuparían oficialmente su puesto. Tenemos también varios candidatos para ocupar el puesto de Jefe de seguridad, pero aún no pudimos tomar una decisión.

— Buenas noches amigos, hermanos, compañeros de rutas y experiencias — comenzó Bruno con la ceremonia, recibiendo la atención de todos — Como bien saben, hoy nos reunimos para un nuevo comienzo, un cambio de mandato.

Mi atención desconectó del mundo al ubicar por fin a mi chica entre la multitud. Se encontraba con Roque, ambos en silencio y expectantes.

Me relajaba verla, sentirla conmigo. Cuando nuestras miradas se cruzaron, ella agachó la cabeza evitando el contacto visual. Me enfadaba eso, no quería verla agachar la cabeza ante nadie, ni siquiera ante mí.

La belleza de mi chica me impedía despegar la mirada de ella. Fabiola es todo un bellezón, y todos parecían compartir mi opinión ya que la gran mayoría de los desgraciados que la rodeaban se encontraban mirándola fijamente.

Esa era una de las razones por las que quería que llevara mis jodidas letras en su espalda, para que ningún cabrón se crea tener oportunidad con ella.

— Oye tío —los codazos por parte de Luca hacen que despegue la mirada de Fabi y lo mire a él. — Baja de las nubes y atiende.

No dije nada, solo hice lo que me dijo. Me obligué a no volver a mirar a Fabiola para poder centrarme en las palabras de Bruno.

— Pasé años entregando mi vida por este club, años donde me entregué en cuerpo y alma a Dark Wolves. Jamás tuve hijos a los que cederle mi puesto, pero ese nunca fue un problema, pues con nosotros creció un verdadero lobo, el cual siempre fue reconocido por su gran fidelidad y compromiso con el club — las palabras de Bruno lo único que lograron fueron provocarme una amarga risa al recordad al verdadero lobo, Leo.

— Hoy dejo mi puesto en Dark Wolves, pero me voy feliz sabiendo que os dejo en las mejores manos — continuó hablando, mientras fijaba su mirada en mí. Sé que le dolía jubilarse, pero es hora de que él también disfrute de la vida y viaje como todo un lobo solitario. — Estoy orgulloso de que seas tú el que me remplace — Bruno realmente se merecía todo mi respeto. Para mí sí es un orgullo haberlo tenido como mi maestro todo este tiempo. — Ahora dime muchacho, ¿te comprometes a serle fiel y leal a tu club, y a siempre velar por el bienestar todos?

— Sí, me comprometo —dije, para comenzar a escuchar los aplausos y bullicios de todos los presentes.

— Hoy Nadir Preto me quito mi parche para cedértelo a ti — Un hermano procedió a quitar frente a todos los hilos que sostenían el parche donde ponía "Presidente". Una vez se lo quitaron, lo cogió y me lo cedió. — Ahora te pertenece a ti hijo.

Los gritos no tardaron en escucharse, todos los presentes levantaron sus botellas y brindaron por los nuevos comienzos.

Bajé del escenario, seguido de los muchachos, los cuales también recibieron sus parches. Los hermanos felicitaban y aclamaban, pero no me detuve a hablar con nadie.

Cuando por fin tuve a Fabi en mi campo de visión, fui directo hacia ella, olvidando todo a mí alrededor. La envolví entre mis brazos, besándola con posesión, con pasión. 

Falsas Verdades (TERMINADA)Where stories live. Discover now