Capítulo 31

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— ¿Necesitas ayuda? —preguntó Luca, otra vez.

— No.

— Pues vamos adentro — dijo, haciendo que me moviera de mi lugar.

Estaba nuevamente en el club y esta vez, a diferencia de las otras veces, me alegraba estar de vuelta. Pero estar aquí me hacía sentirme en el punto de mira de Paul, pues siendo que él ya sabía que estaba aquí, de seguro que debe estar controlando el lugar.

No saber nada de él me inquietaba. En varias ocasiones le pregunté a Enzo, pero siempre contestaba lo mismo; "hablamos cuando estés mejor..." ¿pero cuándo? ¡estoy de vuelta a casa y aun no me dice nada!

Cree que de esa forma me tranquilizaría, pero lograba lo contrario, lograba fastidiarme y asustarme más. Quería saber cuándo lo capturaría, cuando acabaría mi pesadilla, pero Enzo parecía negarse a decir lo que necesitaba oír.

Una vez dentro de la casa, llamó mi atención la poca iluminación que había, debido a las cortinas corridas, persiana bajada y luces apagadas. Una mala sensación me hizo pensar en la posibilidad de que el psicópata de Paul pudiera estar dentro de la casa. Me aferré fuertemente al brazo de Enzo, en cual esperaba a mi lado, hasta que Luca encendiera las luces.

Cuando las luces finalmente fueron encendidas, con ellas también aparecieron, recibiéndonos, unos fuertes gritos, acompañados de confetis que caían sobre nosotros. Delante de nuestra se encontraba todos; Eli, Ian, Donato, la novia de Donato, Mario y Axel.

— ¡Fabi! —la voz de Eli me sacó del embobamiento y sus brazos me acogieron en un fuerte abrazo, separándome de Enzo. — Que alegría que ya estés de vuelta.

— ¿Qué es todo esto? — susurré para que solo ella me escuchara.

Mis planes era llegar y encerrarme en la habitación todo el día; no esperaba llegar y encontrarme a nadie para recibirme, mucho menos con confetis.

— Fue idea de Eli —dijo Luca, llegando a escuchar mi pregunta.

— Sí, y a todos nos pareció buena idea — respondió Darna, la novia de Donato.

— No es todo mérito mío —dijo ella sonrojada, dirigiendo su mirada hacia Luca. — Todos queríamos hacer algo.

Ver como mi amigo y Eli se echaban miraditas, era algo muy tierno. Cuando hagan oficial su relación, me tocará hacerme la sorprendida, pues para mí que ya tienen algo.

— Quisimos hacer una fiesta pero coincidimos que sería mejor cuando Roque saliera del hospital, así festejamos mejor y a lo grande —agregó Mario.

— No sabéis cuanto os lo agradezco — dije, algo emocionada.

— No hay nada que agradecer linda — respondió Darna, con una pequeña sonrisa.

— También hemos preparado una comida en el jardín, una cosa sencilla y tranquila —dijo Axel, encaminándose hacía el jardín, siendo seguido por los demás.

— Vamos Fabi — dijo Elisabeth, agarrándome del brazo, mientras nos encaminábamos ambas al lugar.

Llegado al jardín, pude contemplar lo bien puesto que estaba todo, y a decir verdad, no me extraña. Hace tiempo que me quedó claro que ellos son profesionales en temas de organización, debido a todas las fiestas que realizaban.

Eli se despega de mi brazo para correr hacia algún lugar, y como mis fuerzas eran casi nulas, decido no seguirla. Quedé parada en mitad de todo, apreciando mí alrededor, sin poder creerme aun que me hubieran hecho una recibida a mí... ellos a mí.

Me sentía mal por Roque, por la moto de Sebastián, por haberles mentido sobre mi falso noviazgo con Luca y por no contarles que el accidente del otro día fue ocasionado por el loco de Paul. Ellos me estaban aceptando y yo solo podía agachar la cabeza, ocultando mi vergüenza.

Falsas Verdades (TERMINADA)Onde histórias criam vida. Descubra agora