La vida de Natasha Romanoff siempre se ha concentrado en cuidar de su hermana Yelena Belova, no hay nada que le importe más en la vida que eso, ella jamás ha pensando en tener hijos, no los quiere ni los desea pero... Tal vez algo pueda cambiar su p...
-Muy bien, si... Es domingo no creo que diga que no, ¿Verdad? Además necesita vivir más, ser más aventurera, bueno lo era cuando era joven, okey, ya Natalia deja de pensar-. Murmuré para mí misma mientras colocaba todo en una maleta con una sonrisa de lado.
Corrí rápidamente a mi habitación de baño para traer una toalla, luego volví corriendo saltando encima de mi cama para tomar mi crema, lo arroje en la maleta y sonreí por qué ya tenía todo, rápidamente le mandé un mensaje a Wanda preguntándole lo que estaba haciendo, cuando me contestó que estaba en casa, lleve acabo mi plan, así que salí de mi habitación junto con mi maleta, baje rápidamente las escaleras y en la sala note a Yelena y Kate juntas en un sofá, abrazadas viendo una película para niños.
-Ya me voy, se portan bien-. Les dije llamando su atención, ambas alzaron sus pulgares.
-Que te vaya bien, no hagas nada que yo no haría-. Me dijo mi hermana dándome un guiño y yo reí divertida.
-Siempre haré cosas que no harías, lo sabes y tú... Te vigiló-. Le dije con tono diverto a Kate quién se sonrojo, pobre, no sabe cuándo será el momento indicado.
Les dije adiós y salí de casa para subir a mi hermoso auto, lo amo mucho, es mi bebé, subí la maleta y luego tomé asiento detrás del volante y aceleré saliendo del estacionamiento, teníamos un control remoto que abría la rejilla del departamento así que eso evitaba la fatiga de salir del coche para abrir, miré a los lados y al no ver coches aproximándose aceleré dando vuelta a la izquierda, coloque un poco de música tarareando con alegría, si, la vida a sido mucho mejor desde que conocí a Wanda.
Y en menos de lo pensado llegué a su casa, estacione enfrente y una sonrisa brotó en mi rostro, siempre me emociono cuando la tengo en frente, es como si la conociera toda la vida o esas cosas en las que cree Yelena de almas gemelas y otras vidas, si, mi hermana es rara pero así la amo, baje del coche y caminé a su entrada hasta llegar a su puerta y tocar, ella no tardó mucho en abrir.
-Hola-. Le dije con una sonrisa radiante cuando me abrió la puerta.
-Hola, Nat, ¿Qué estás haciendo aquí?-. Preguntó un tanto sorprendida para luego darme una sonrisa, ella era hermosa, tenía un short y una blusa blanca.
-Bueno, es domingo y ya sabes... Estoy aquí por qué quiero llevarte a ti y a tus hijos a un parque acuático y no acepto un no por respuesta, a menos que tuvieras otra cosa planeada, ¿Tenías planes de salir?-. Pregunté frunciendo el ceño por qué... No había pensado en eso hasta este momento.
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-No, no, no iba a salir pero... -. Murmuró Wanda pero no terminó de decir cuando sus pequeños cachorros corrieron a la entrada.
-¡Natasha!-. Gritaron juntos llenos de felicidad, tenían lindas sonrisas, corrieron a mi y me abrazaron con fuerza cuando yo me arrodille para abrazarlos.
