La vida de Natasha Romanoff siempre se ha concentrado en cuidar de su hermana Yelena Belova, no hay nada que le importe más en la vida que eso, ella jamás ha pensando en tener hijos, no los quiere ni los desea pero... Tal vez algo pueda cambiar su p...
-Recuerdo estás calles-. Murmuré con un deje de tristeza, siempre que venía a Rusia me llenaba de felicidad y de tristeza a la vez.
-Oh si... Recuerdo cuando tenías cuatro años y saliste corriendo alegando que querías un perrito-. Dijo Natasha haciendo que la mirara.
-¿Cómo eras capaz de entenderme cuando era más pequeña?-. Pregunté con curiosidad y mi hermana solo río encogiendose de hombros.
-No lo sé... Creo que es un super poder, ya sabes, las mamás son las únicas que entienden el balbuceo de sus bebés y como yo cuidaba de ti, siempre supe que decías-. Me aseguró con una sonrisa para luego entrelazar su mano con la mía.
-Gracias por cuidarme siempre, te amo-. Comenté con tanto amor que sentía por mi hermana mayor, mi pelirroja sonrió y se acercó a darme un fuerte abrazo.
Rusia es solo el lugar en donde nací, pase toda mi infancia creyendo que todo estaba bien por qué Natasha siempre se encargo de mostrarme un mundo feliz sin saber realmente lo que ocurría hasta que entendí, tuve muchas aventuras con mi hermana en estás calles, ella siempre conseguía dinero para comprarme juguetes, luego corríamos al parque y era la cosa más hermosa del planeta, más cuando me conseguía dulces tradicionales, eso era mis preferidos y gracias a mi terapeuta de hace un tiempo, comprendí que Natasha había perdido tanto por mi pero a ella no le importa, siempre dice que quería ver mis cachetes sonrojados y llenos de felicidad, una sonrisa brotó de mi rostro cuando mire por la ventanilla pensando en esa vez que tenía once años y salí enojada de casa, Natasha camino detrás de mi sin hablar y luego se acercó diciéndome tonterías provocando que mi enojo se esfumara.
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Rusia siempre me traía recuerdos, tanto buenos como malos pero a mí me traía momentos más lindos junto a los abuelos y mi hermana, aunque este lugar ya no lo considero mi hogar, mi hogar está en Sokovia, junto a Kate, nuestro departamento y nuestro perro Lucky, ahí soy una mujer sumamente feliz y libre, además que mi hermana en Sokovia encontró su felicidad y tal vez Rusia no es el mejor pero... Nos hizo lo que somos ahora y sin nada de esto, no estaríamos en Sokovia siendo felices.
Aunque lo único que me hubiera gustado cambiar es que mi madre hubiera luchado más por nosotras, aún recuerdo cómo leía cuentos cuando era más pequeña, aún es difícil creer que recuerde todas esas cosas pero una vez mi terapeuta dijo que hay personas que recuerdan todo de su vida, que es raro pero que llega a pasar y... A mí me gusta recordar esos lindos momentos, nunca quise mucho Alexei, cuando era niña era por mi inocencia pero siempre que alzaba la voz me daba miedo y Natasha solía cargarme y esconderme en el clóset.
Desde entonces siempre le tuve miedo a Alexei pero a Melina, a la mujer que era mi madre, siempre quise que nos quisiera, que nos amara como veía que otras madres amaban a sus hijos, pero ella siemplemente no lo hizo... Mis abuelos quisieron ayudarla pero se negaba y tal vez piensen que no sepa pero sabía lo que hacía nuestra madre cuando traía hombres a la casa, no soy tonta... Jamás lo fui pero si, eso es lo único que me hubiera gustado cambiar, que nuestra madre nos hubiera amado un poco más para poder pelear con su ansiedad y depresión.
