La vida de Natasha Romanoff siempre se ha concentrado en cuidar de su hermana Yelena Belova, no hay nada que le importe más en la vida que eso, ella jamás ha pensando en tener hijos, no los quiere ni los desea pero... Tal vez algo pueda cambiar su p...
-Cena familiar hoy en la casa del suegris... ¿Compramos vodka?-. Preguntó Natasha haciendo que frunciera el ceño.
-Si amor, lo fuimos a comprar a noche, juntas-. Le dije dándole un pequeño golpeé en su estómago.
Mi pelirroja asintió con la cabeza de acuerdo y yo reí negando con la cabeza, hoy tendríamos la cena familiar de navidad, se escogió que sería en la casa de mi papá y Natasha estaba muy emocionada que nos compro "pijamas" iguales a todos, incluyendo a Kira diciendo que tenía que ser inolvidable, sus abuelos se conectarán por videollamada por qué se quedaron en Rusia, habían sido invitados pero decidieron quedarse por Melina, no querían que se quedara sola.
Hablando de Melina, la madre biológica de mi prometida realmente lo está intentando, consiguió un trabajo aunque todavía vive con sus padres, tiene un poco más de comunicación con Yelena, Natasha suele hablar muy poco con ella pero también lo intenta, ambas hermanas le están dando una oportunidad aunque a su debido tiempo, eso me hace sentir realmente muy orgullosa de ambas, son mujeres demasiado fuertes aunque ellas no se sentían listas de tenerla cerca, aún no.
-¿Qué opinas de este salón? Se ve genial así, incluso estás luces cayendo del techo lo hace ver... Especial-. Murmuró Natasha haciendo que saliera de mis pensamientos para ver lo que ella señalaba en su laptop.
Frunci un poco el ceño al ver el salón, se veía espacioso, las mesas de vidrio rectangulares lo hacían ver muy elegante, además tenía un gran arreglo florar en medio, era muy lindo pero no... Mesas de vidrio no.
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-No amor, nada de mesas de vidrio, ¿Se te olvidó que hay niños? Y que en realidad tus amigos y tú son como niños ¿He?-. Le pregunté con burla haciendo que hiciera una mueca y me sacará la lengua.
-Bien, nada de mesas de vidrio en nuestros preparativos de boda, que ridículo, ¿Y si no llevamos niños?-. Preguntó Natasha con una sonrisa ladeada.
-¿Vas abandonar a tus hijos?-. Pregunté con mi ceja derecha levantada y ella gruño.
-No, pero debería hacerse, digo... Una boda es para personas adultas, no para niños, ¿Pero quién soy yo para cambiar las cosas verdad? Yo tengo hambre-. Medió gruñó dejando que su espalda se acomodara mejor en el respaldo en el sillón.
-Ve a co... -. No termine de decir cuando se escucharon gritos desde el piso de arriba, nuestros hijos estaban peleando.
-Es tu turno-. Simplemente le dije apretando su pierna izquierda haciéndola gruñir y patalear un poco.
-¡Ahi voy! ¡Si veo que se están pegando les voy a dar otro golpe yo!-. Gritó levantándose del sillón para luego correr a las escaleras, subiendolas de dos en dos.
Negué con la cabeza divertida, su manera de regañarlos era bastante... Curiosa pero muy bien que funcionaba por qué mis hijos dejaron de discutir y luego escuché a ambos gritando por mi nombre aunque se distinguían sus risitas, suspiré y trone un poco mi cuello, esto de hacer preparativos de boda era un poco más estresante de lo que pensaba, ¿Por qué no solo llego ahí con un vestido de novia y ya? Todo sería más fácil.
