La vida de Natasha Romanoff siempre se ha concentrado en cuidar de su hermana Yelena Belova, no hay nada que le importe más en la vida que eso, ella jamás ha pensando en tener hijos, no los quiere ni los desea pero... Tal vez algo pueda cambiar su p...
Escuché a mis pequeños peleando por una tontería en su juego de la consola, esos niños están locos cada vez que juegan esas cosas, quieren matarse entre ellos, es divertido, eso lo voy a admitir pero no es algo que quisiera hacer siempre, suspiré y caminé hasta el cuarto de lavandería, tenía que sacar la ropa que había metido en la secadora, últimamente Billy se cambia de ropa dos veces al día, por qué a mí lindo niño no le gusta sudar pero... ¿A quién le gusta sudar?.
-Bien, veamos si ya no hay más ropa-. Murmuré para mí misma mientras miraba la canasta de ropa sucia de mis hijos.
-Si, creo que necesitan más calzoncillos... ¿Cómo es que los rompen?-. Me pregunté notando un calzoncillo de Tommy roto.
Seguí revisando la poca ropa que me faltaba para después tender la ropa que salió de la secadora, no había mucha y no me gusta que se juntara tanta ropa por qué me daba mucha flojera acomodarla después, si... Seré madre pero seguía sin gustarme algunas cosas de madre del hogar, ¿Quién las invento? ¿Por qué no hay robot's que lo hagan por nosotras? Todo sería mucho más fácil.
-¡Mamá tocan a la puerta!-. Escuché el gritó de Tony y yo rode los ojos.
-¡Ya voy!-. Grité de vuelta apretando el botón para que el ciclo de lavabo iniciará.
Luego salí del cuarto de lavandería pasando por el pasillo, de ahí noté a mis pequeños tomando jugo y diciéndose que debían hacer un gran plan de ataque, yo negué con la cabeza divertida, eso... Sigan siendo felices que lo serán aún más cuando les diga que tienen que hacer su tarea, no les va a gustar nada pero deben hacerlo, seguí mi caminó hasta llegar a la puerta de entrada y mi corazón dio un vuelco cuando abrí y la ví a ella.
Era mi Natasha, mi hermosa novia que hace unos días que no veo, últimamente hemos estado peleando pero no entiendo la razón de ello, la extraño y solo quiero que estemos bien, entiendo que en una relación no todo es color de rosa pero... No sé cómo todo cambio tan drásticamente desde el momento que ese hombre nos encontró en la ciudad, trague en seco mírando su atuendo, venía con unos jeans azul marino, tenis negros y una blusa negra, sigue siendo igual de guapa que siempre.
-Hola Natasha-. Dije con seriedad, tenía que ser fuerte y apaciguar las ganas de correr abrazarla
-¿Qué haces aquí?-. Pregunté colocando mis manos en mi cintura mirándola fijamente.
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-Uh... Eh... Hola, solo quería saludarte, estás hermosa como siempre y yo... Se que hemos estado peleando estos últimos días y quiero pedirte perdón por haberte gritado la otra noche, he estado muy estresada con el trabajo y eso no es una escusa para hablarte como te hablé, lo siento muchísimo y quiero pedirte perdón y decirte que mejoraré con la forma en que me he comprado estos días-. Murmuró Natasha con una leve sonrisa nerviosa para luego mostrarme unas rosas que tenían detrás de su espalda, extendiendolas para darmelas.
