La vida de Natasha Romanoff siempre se ha concentrado en cuidar de su hermana Yelena Belova, no hay nada que le importe más en la vida que eso, ella jamás ha pensando en tener hijos, no los quiere ni los desea pero... Tal vez algo pueda cambiar su p...
-¿Esto ya es lo último que te falta?-. Preguntó mi querida hermana mientras subía la última caja a la camioneta.
-Sip, los muebles serán regalados a personas de bajos recursos, tengo hambre, ¿Quieres ir por una hamburguesa?-. Pregunté con una sonrisa ladeada a mi hermana quién asintió rápidamente.
-Oye... ¿Qué pasa? ¿Por qué esa cara? ¿La riquilla de tu esposa te está haciendo pasar mal rato? Dime, yo golpearé su trasero-. Ofrecí colocando mis manos en sus hombros.
-No, no es eso... Kate es un amor y lo sabes, a veces siento que yo abuso de ella pero eso es lo de menos... Lo que quiero hablar es sobre Melina-. Murmuró mi hermana mirándome fijamente con un semblante serio.
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-¿Y qué es lo que quieres hablar de ella?-. Pregunté con cierta curiosidad colocando mis manos en mi cintura.
-Yo... Creo que estoy lista para hablar con ella, tengo muchas dudas rondando por mi cabeza y quiero respuestas, así que lo que estoy tratando de decir es... ¿Me acompañarias hablar con ella? Claro, entiendo si no quieres por todo lo que pasó con anterioridad-. Explicó mi hermana con cierto nerviosismo y jugando con los anillos en sus dedos, Wanda y ella comparten mucho el amor por los anillos, curioso, muy curioso.
-Yelena, hermanita, claro que te acompañare hablar con ella, Melina ya no puede hacerme daño, ir a terapia me ha ayudado mucho así que cuando quieras vamos, eso no indica que hablaré yo con ella pero estaré presente para ti, te amo demasiado, ¿Lo sabes verdad?-. Pregunté con cariño mirándola fijamente a sus ojos que se volvieron cristalinos.
-Yo también te amo mucho-. Murmuró mi Yelena para luego aplastarme en un fuerte abrazo de oso.
Yo suspiré abrazándola a mi, mi hermanita es lo más valioso en mi vida y claro que enfrentare de nuevo a Melina por ella, haría cualquier cosa por mi hermanita, no dejaré que a ella le dañe todo esto como a mi, aunque siempre admire la fuerza de voluntad de mi hermana, ella tenía mucha más fuerza que yo, apreté mis brazos alrededor del cuerpo de mi hermanita para luego besar la parte superior de su cabeza diciéndole que la amaba y que todo estaría bien, solo espero que Melina sepa comportarse mejor con ella.
-Ahora que terminamos de ser cursis, de guardar mis últimas cajas... ¿Quieres ir por esa hamburguesa? Te prometo que te iré a dejar a la casa de Brunilda, no puedo creer que vayan a tomar sin mi, que decepción-. Hablé con fingido enfado haciéndola reír y empujarme.
-Bueno, no soy yo quien prefiere irse con sus pequeños hijos al parque temático de barcos-. Aseguró mi hermana y yo le saque la lengua para luego subirme al asiento del piloto.
Cuando ambas nos acomodamos en los asientos mi hermana encendió el estereo conectando su celular para escuchar música a todo volumen, me gusta que fuéramos de gustos similares aunque ella es rara, ella ama el rock, el metal pero fácilmente puede pasar a música muy pop, eso es entre lindo, curioso y raro pero lindo, en fin. Mi hermana y yo fuimos por unas hamburguesas, un helado y otras cositas, luego maneje hasta la casa de Brunilda para dejarla, me parecía de mala educación que hicieran una pequeña reunión para tomar sin mi presencia, que amigas tan groseras.
