La vida de Natasha Romanoff siempre se ha concentrado en cuidar de su hermana Yelena Belova, no hay nada que le importe más en la vida que eso, ella jamás ha pensando en tener hijos, no los quiere ni los desea pero... Tal vez algo pueda cambiar su p...
Estoy bastante nerviosa, esperando a que mis hijos lleguen, ya era tarde y Natasha había dicho que me los traería en la mañana y ya son las tres de la tarde, ¿Pasaría algo? No, no pienses así Wanda, mis hijos estaban seguros con Natasha, ella a demostrado cuidarlos muy bien, si, relájate, suspiré y fuí a la cocina para beber un poco de jugo de naranja, en ese momento tocaron el timbre de mi casa, realmente me controle por qué no quería verme tan intensa corriendo abrir la puerta.
Caminé lentamente hacia la puerta y tomé algunas respiraciones profundas, luego abrí la puerta y lo primero que vi fue a Natasha, mírando al suelo con una sonrisita para luego alzar la vista al oír que abría la puerta y ella... ¡¿Qué demonios le pasó?!.
-¿Qué te paso?-. Fue lo primero que dije, mirándola de arriba hacia abajo, Natasha estaba toda llena de tierra y lodo, incluso de su rostro.
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-Tuvimos un pequeño desvío en el camino, encontramos un parque que jamás habíamos visto y... Las cosas se salieron de control pero estamos bien, aunque necesitarás meterlos a bañar luego luego-. Dijo con una sonrisa y ojos brillantes.
-¿Entonces eso significa que se divirtieron verdad? ¿Dónde están mis niños?-. Pregunté tratando de mirar por encima de su hombro pero no podía ya que era más alta que yo.
-Claro que si, fue el mejor fin de semana para todos, iré por tus pequeños cachorros-. Me dijo jugando con las puntas de sus pies para después dar media vuelta e ir a la camioneta.
-¡Oye Wanda! ¡Hola!-. Gritó América desde el asiento del pasajero y yo mordí mi labio inferior evitando reír.
-¡Hola América!-. Le dije agitando mi mano derecha como saludo.
En eso la puerta de la camioneta se abrió y Thor salió junto a Kate, el primero no tenía camisa y estaba igual o peor que Natasha, Kate estaba llena de lodo y tenía ramas en su cabello pero la que peor se veía era América, la pobre parecía que un remolque paso por encima de ella, era divertido si lo pienso bien y yo solo era capaz de morderme el labio inferior para no reír.
-¡Mamá!-. Gritaron al uniso mis dos pequeños y yo los miré por un segundos para después soltarme a reír fuertemente.
¡No podía creerlo! Mis pequeños estaban completamente llenos de lodo, tierra, ramas en el cabello, ambos con playeras un tanto rotas pero con una enorme sonrisa en sus rostros, ambos corrieron hacia a mi para darme un fuerte abrazo sin importarles que me iban a ensuciar y a mi tampoco me importo, los había extrañado tanto.
-Oh, mis bebés están de nuevo conmigo-. Murmuré con una sonrisa abrazándolos fuertemente.
-¡Fue el mejor fin de semana mamá!-. Gritó Billy dando pequeños brincos cuando los solté.
-¡Oh si! Y mira mamá, tenemos medallas-. Murmuró mi pequeño Billy enseñándome una medalla en su cuello.
-¿Medallas? ¿Y por qué tienen medallas?-. Pregunté con cierta curiosidad mírando a ambos.
