La vida de Natasha Romanoff siempre se ha concentrado en cuidar de su hermana Yelena Belova, no hay nada que le importe más en la vida que eso, ella jamás ha pensando en tener hijos, no los quiere ni los desea pero... Tal vez algo pueda cambiar su p...
Noté a Natasha removerse en la cama como renacuajo y eso me hizo reír así que la pateé un poco haciéndola gruñir.
-¿Quieres decirme que haces sin la playera?-. Pregunté alzando mi ceja derecha provocando que está se acomodara mejor en el respaldo de la cama.
-Déjame mujer, hace demasiado calor en la noche y me desnude aunque antes le puse seguro a la puerta, no quiero que mis hijos me vean así-. Gruñó como niña pequeña haciendo que riera en voz baja.
-Bien, nadie quiere ver tus miserias-. Le contesté con burla provocando que m viera ofendida y de un segundo a otro se subió encima de mi queriendo ahorcarme mientras yo reía.
-¡Retractacte! Bien que te gustan mis miserias, por las noches metes la mano para agarrar mi pecho como si fueras una niña... Te amo pequeña cosita-. Susurró en mi odio con voz ronca haciendo que mi estómago tuviera mariposas, mi esposa me sonrió para darme un casto beso en los labios para luego volver a comodarse a mi lado.
-Que aburrición que sea domingo... A todo esto tengo una duda-. Murmuró jugando con la sábana y yo giré a verla con la ceja alcanza.
-¿Y qué es eso?-. Pregunté con curiosidad, mi esposa podía entretenerse con cualquier cosa que tuviera en sus manos.
-¿Cuándo sabremos si todo lo que hicimos funciona? ¿Cuándo exactamente sabremos si estás embarazada?-. Preguntó Natasha arrugando la frente mientras yo colocaba mi mano en mi mandíbula pensativa.
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-Unos días más, no te diré exactamente cuando por qué te pones muy intensa-. Le dije haciendo que me hiciera pucheros y patalear en la cama.
-Bien, cómo sea... Debo cambiarme por qué iremos a la playa, necesito un poco de sol en este cuerpecito-. Murmuró levantándose de la cama y yo mordí mi labio inferior al ver a mi esposa desnuda.
-Nadie te entiende, ¿Sabes? Te quejas del calor y bien que te encanta estar en el mar-. Acusé levantándome de la cama también, completamente descalza.
-Lo sé, soy un enigma y así me amas amorcito, eres tan sexy cuando despiertas que me dan ganas de comerte... ¿Puedo comerte?-. Preguntó colocando sus manos en mi cintura y presionandome a ella.
-No por qué eso sería canibalismo-. Le dije con una risita provocando que me mirara mal y luego besara mi nariz.
-Asi no amorcito pero bueno, arreglate que nos vamos-. Medio gruño para luego empujarme y correr por la habitación buscando su ropa.
Rodé los ojos para comenzar a tender la cama y levantar mis calcetines que me quite por la noche, después de recoger todo mi desastre me marché al baño hacer mis necesidades, luego me cambié y arregle para salir rumbo a la cocina escuchando a mi esposa "cocinar" lo único que ella puede cocinar son huevos con jamón y toda la variedad con lo que tenga que ver con los huevos, es raro por qué ella hace postres muy deliciosos y no entiendo cómo es que no puede hacer comida... Es raro.
