La vida de Natasha Romanoff siempre se ha concentrado en cuidar de su hermana Yelena Belova, no hay nada que le importe más en la vida que eso, ella jamás ha pensando en tener hijos, no los quiere ni los desea pero... Tal vez algo pueda cambiar su p...
-No, no, no... Déjame mujer atrevida y cochina-. Gruñó Natasha mientras yo la arrastraba de nuevo a la cama.
-¿Cochina yo? ¿Quién fue la que espero a que durmieran mis hijos para luego meterse de contrabando a pesar de que ya saben que estamos juntas?-. Pregunté con una ceja levantada cuando se acomodó en la cama y yo subí a su regazo.
-Bueno, digamos que tienes un punto pero es que... No podía dejar de pensar en ti, eres todo lo que pienso, ¿A caso me hiciste una brujería?-. Preguntó haciendo puchero y yo sonreí para acercarme y besar su mejilla.
-Tal vez... Cuando te conocí me llamaste la atención pero... Eras todo todo lo "que no quería" y ahora... Eres todo lo que quiero, solo pienso que fuiste tu la que me hizo una brujería-. Le dije mirándola fijamente a los ojos y sonrió de lado, me encanta su sonrisa.
-Tal vez nos hicimos brujería mutuamente, me hiciste pelear un poco por tu amor-. Me dijo colocando ambas manos en mi cintura.
-Un poquito, ahora cállate y bésame-. Le dije colocando ambas manos a los lados de su rostro y ella río mordiendose el labio inferior.
-Como deseé la señorita-. Aseguró dándome un guiño para luego juntar nuestros labios en un beso apasionado.
Yo ya había puesto seguro a la puerta, mis hijos nunca despiertan en la noche, duermen tan fácilmente y tan pesado que si temblará, no se despertarían, pero deje de pensar en mis hijos cuando las manos de Natasha se colocaron de bajo de mi blusa acariciando mi espalda, está mujer me dice cochina y ella es la que viene a hurtadillas para tener sexo conmigo, no me quejo pero hay que dejar las cosas en claro.
Solté un gemido cuando comenzó a besar mi mandíbula y al segundo siguiente me dejó debajo de ella, sus manos apretaron mis pechos y eso provocó que mordiera mi labio inferior, dios... Debo guardar silencio, Natasha siguió con su ataque y en menos de los pensado ambas estábamos desnudas compartiendo una noche apasionada, aunque tuve que utilizar muchas veces la almohada para amortiguar mis gritos, está mujer me volvía loca y conocía mi cuerpo tan bien que era... Una locura, la amaba demasiado, ambas seguimos en lo nuestro hasta que terminamos agotadas, nos dimos un corto baño y nos recostamos, estaba comenzando amar dormir abrazada a ella, es una linda sensación.
Cuando volví a despertar, talle un poco mis ojos para luego girar a mi lado izquierdo, notando a Natasha durmiendo boca abajo con la almohada en su cabeza, ¿A poco si podía respirar así? ¿No se ahoga? Reí un poco y me senté en la orilla de la cama.
-¿A dónde vas? No te vayas-. Escuché que dijo detrás de mi y sonreí mientras me colocaba mi blusa.
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-Ya es de día, hay que preparar el desayuno por qué mis hijos despiertan con mucha hambre, no se de quién lo sacaron-. Le dije girando para verla, ella me miraba fijamente, ¿Qué estará pensando cuando me mira con esa intensidad?.
