Corrompiendo al nerd ||Marcel Styles|| ✔️

Capitulo 28.

"Genial. Ahora siéntate en la cama y recuéstate de la cabecera. Solo vas a tomarme por la cintura, es la posición más fácil que conozco." Desvió la mirada hacia el piso.

"E... Esa p-posición es un poco in-incomoda." Puse los ojos en blanco. No quiero agredirlo, pero a veces me provoca.

"Si, lo es. Y lo será mucho más. Ahora haz lo que te digo y cierra la boca!" Su expresión dolida me hizo reflexionar y darme cuenta de cuán duras fueron mis palabras, y rápidamente intenté arreglar la situación. "No seas tímido Marcel. Todo el mundo tiene una primera vez, sólo relájate, yo haré todo el trabajo, tu solo vas a sentir placer. No tienes que tener miedo o sentir presión." Él asintió con la cabeza.

Hizo lo que le pedí, subiéndose a mi lado en la cama y recostando su espalda de la cabecera. Lo observe en esa posición y me mordí el labio. Su piel es tan blanca y tan delicada. Tan virgen. Pero eso no durará mucho.

Marcel no me mira a los ojos, su mirada viaja del techo, a su cuerpo desnudo, y hacia los lados, evitándome a toda costa. Su pecho sube y baja cada vez más rápido, puedo notar que está muy nervioso y solo me causa risa. Su pene sin embargo esta cada vez mas erecto, su lucha interna debe ser agotadora. Me moví mas cerca de él, posicionándome entre sus piernas y finalmente sus ojos verdes se encuentran mirándome, con curiosidad. Arrastré mis manos por cada una de sus piernas hasta llegar a los huesos de su cadera, y Marcel se estremeció. Sonreí mirándolo con lujuria y luego comencé a besar su hermoso estómago, tan pálido, tan suave, tan plano, tan tierno. Metí mi lengua en su ombligo y él se retorció en la cama, besé todo el camino de su ombligo hacia sus tetillas, luego a su cuello, lamiendo todo y volví a bajar hasta los huesos de su cadera, muy cerca de su pene que se veía que estaba a punto de estallar, pero no quise tocarlo. De pronto se corre antes de tiempo y no quiero malgastar todo lo que he hecho y quedarme sin mi recompensa.

Sus ojos están entrecerrados y su boca entreabierta, una linda vista desde mi lugar. Me incorporé, sentándome en su regazo y sus ojos se abrieron inmediatamente cuando le quite los anteojos y los deje sobre la mesa. Él trató de moverse lejos cuando vio mis intenciones pero yo fui más rápida y tomé su pene comenzando a masturbarlo. Un gruñido salió de su boca y volvió a cerrar los ojos. Aproveché ese momento para posicionar su polla en la entrada de mi vagina y sentarme lentamente. Solté un jadeo cuando entró el glande y Marcel me miro horrorizado, me tomó un tiempo para adaptarme a su tamaño, pero el deseo era más grande y sin pensar en el dolor que podría sentir, me dejé caer sobre él, metiéndola hasta el fondo. Sentí que me rompía por la mitad, y supe que había cometido un error al sentarme de golpe. Marcel reaccionó y me sostuvo por la cintura como le indiqué al principio.

"AGHHHH Maldición.... Es muy grande." Gemí cerrando los ojos con fuerza. Marcel soltó un jadeo pequeño, que rápidamente fue suplantado por otro grito de dolor de mi parte. Dolía como el infierno.

"E-esto está mu-muy mal..." Finalmente abrió la boca para decir algo. Algo estúpido e innecesario para el momento.

"CALLATE! JODER! Yo soy la única que debería quejarse, no tú." El dolor es fuerte y desgarrador, no quiero moverme hasta adaptarme a éste nuevo invasor, y lo menos que quiero escuchar ahora son sus palabras de sabiduría.

"¿T-te duele?" Preguntó dejándome atónita, y abrí los ojos para mirarlo. "Uhmm yo... Yo no quiero lastimarte y parece que estás sufriendo." Él está preocupado por mí. Fruncí el ceño. Ningún chico se preocupa por mí a la hora de tener sexo, no les importa una jodida mierda si te maltratan o no, ellos solo te follan duro sin compasión, como animales desesperados.

Trato de buscar alguna pizca de lujuria en su mirada, pero lo único que veo es preocupación. Él no está disfrutando como debería, solo está preocupado por el dolor que siento. Mi cara debe lucir patética en este momento, y esa no es la imagen que quiero que él recuerde. Algo dentro de mí se encendió, pero no sé que fue exactamente. Por primera vez me sentí valorada. Me sentí importante para alguien, sólo por una simple pregunta.