Capitulo 48.

14.5K 631 85
                                    

Narra Marcel

Salí corriendo de la cafetería del centro comercial, dejando un billete sobre la mesa para pagar las dos bebidas, ni siquiera esperé el cambio. Miré hacia mi alrededor hasta localizar a Samantha, ella está sentada sobre un banco de madera, a un lado de la cafetería, con la mirada perdida. Me acerqué sigilosamente, lo último que quiero hacer es molestarla. Me senté a su lado en el banco y comencé a jugar con mis dedos.

"Lo siento mucho, Marcel. A veces actúo por instinto." La observé y pude notar sus ojos cristalizados.

"Yo también lo hago." Ella sonrió. "¿No has pensado en ir a un psicólogo y hablar sobre tus problemas?"

"Mi papá lo intentó muchas veces, pero nunca quisimos ir. Sentarse y hablar sobre mis problemas con un desconocido no parece un plan brillante."

"Entonces puedes intentar hablar con una persona de confianza. Eso siempre ayuda."

"Si tú lo dices." Se encogió de hombros.

"¿Quieres caminar?" Me puse de pie y le tendí mi mano. Traté de mostrar mi mayor sonrisa, y ella soltó una carcajada fuerte.

"Eres un pésimo seductor." Siguió riendo. Fruncí el ceño, ofendido. "Eso es lo que me gusta de ti, y ni hablar de tu sonrisa." Me sonrojé. "Llevo más de dos meses conociéndote y aún te sonrojas cuando te hago cumplidos, eres asombroso." Negó con la cabeza, poniéndose de pie.

"Bueno es que todavía no me acostumbro." Me encogí de hombros. Mi corazón comenzó a palpitar con rapidez cuando ella tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos.

"Caminemos." Asentí con la cabeza. Caminaría con ella hasta el fin del mundo sí me lo pidiera.

_

Narra Louis

Durante toda la mañana permanecí en mi habitación, solitario. Hasta que sentí mucha hambre y decidí comprar una torta en la cafetería de la universidad, es la única cafetería abierta los fines de semana. Sé que a esta hora no sirven desayunos, y me lo perdí por no querer caminar hacia el comedor.

Los fines de semana son los días que deseo estar dentro de mi burbuja por más tiempo. El ambiente es pesado. Pero no puedo morir de hambre, ni reventar mi vejiga. Si tuviera una cocina y un baño dentro de la habitación, jamás tendría que exponerme. Pero no tengo otra opción, tengo que armarme de valor y salir a comer algo antes de que pueda desmayarme aquí adentro.

El camino hacia la cafetería se vuelve más largo los fines de semana, la razón; todos los estudiantes están fuera de sus habitaciones, y no están estudiando. Por alguna razón deciden pasar estos días divagando por los pasillos de la universidad, o reunidos en la cafetería. Parece que todos están dispuestos a molestarme y a no dejarme avanzar libremente. Me tiran latas, bolas de papel, desperdicios de comida, y todo lo que encuentran a su disposición. Aceleré mi paso, cubriendo mi cabeza hasta llegar a la cafetería. Como lo supuse, todas las mesas están ocupadas. Comencé a recibir insultos apenas me detuve a comprar. Ni siquiera me molesté en dirigir mi atención a ellos, ni a nadie más que no fuera la persona detrás del mostrador.

"Los fenómenos como tú no tienen derecho a comer." Fruncí el ceño ante ese comentario, pero lo ignoré. Tengo los mismos derechos que los demás estudiantes. ¿Por qué no lo entienden?

"Una torta mediana, por favor." Le pedí a la cantinera con una sonrisa amable. Ella rápidamente me atendió, cortando un pedazo de torta, la envolvió en una servilleta y me la ofreció. "Muchas gracias." Saqué un billete arrugado de mi bolsillo y se lo entregué en sus manos. "Quédate con el cambio." Ella me sonrió, tomé la torta y me alejé de allí lo más rápido que pude.

Corrompiendo al nerd ||Marcel Styles|| ✔️Onde histórias criam vida. Descubra agora