Corrompiendo al nerd ||Marcel Styles|| ✔️

Capitulo 52.

Las chicas comenzaron a gritar, pidiéndome que apartara a Samantha de la chica pelinegra, porque soy el único hombre aquí, los demás están afuera bailando y divirtiéndose.

"Samantha, detente." La sostuve fuerte por los brazos para levantarla del piso, y luego la atraje hacia mí, para mantenerla alejada de la chica.

"¿Qué te sucede, idiota? ¡Eres un imbécil!" Exclamó, dándome golpes a la altura de mi pecho. Entonces se desató y comenzó a llorar, dejando de golpearme. "Lo siento." Susurró y la abracé con fuerza. Las cuatro chicas aprovecharon ese momento para salir de la cocina. "Lo siento." Volvió a repetir, y sostuve su cabeza contra mi pecho para calmarla.

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Narra Samantha

El momento es perfecto, sólo Marcel y yo en la cocina, él abrazándome contra su pecho, y yo inhalando el olor de su perfume. Todo estaría perfecto si yo no hubiera cometido ese error, quisiera borrar todo lo que hice mal y volver a ser lo mismo que éramos antes. Quisiera contarle todo en este momento, absolutamente todo.

Me aparté de su abrazo para mirarlo directamente a la cara. Y entonces sentí la necesidad de besarlo, pero cuando estaba a punto de hacerlo, él giró su cabeza en otra dirección y mis labios sólo pudieron besar su mejilla. Me sentí muy mal en ese momento.

"¿Por qué no quieres besarme? ¿Ya no me amas? ¿Ya no me deseas?" Pregunté indignada.

"No todo se trata del deseo, Sam."

"Te pregunté si ya no me amas, responde mi pregunta." Tomé su rostro entre mis manos para obligarlo a mirarme.

"No." Su respuesta fría y sensata me dolió en el alma. Y lo abofeteé por efecto reflejo.

"¡MIENTES!" Él se cubrió la mejilla y retrocedió dos pasos.

"No vuelvas a golpearme, Sam." Dijo con su mejilla roja y sus ojos cristalizados, con un ligero puchero en sus labios. Me arrepentí enseguida, yo jamás lo golpearía a propósito.

"Perdón. Perdón, no quise hacerlo. Lo siento." Traté de acercarme, pero no me lo permitió.

"Ya no queda nada. Lo nuestro se acabó sin haber comenzado siquiera."

"Marcel..."

"Ya basta." Habló firmemente, con autoridad, y supe que lo había arruinado todo.

Salí de la cocina corriendo con lágrimas en los ojos. Atravesé la fiesta escuchando comentarios negativos sobre mí y toda esa mierda de la que estoy acostumbrada, pero no me detuve, giré la perilla de la puerta principal y salí de la mansión para respirar aire fresco y pensar con claridad antes de cometer alguna locura.

Me senté en las escaleras frente a la casa y escondí la cabeza entre mis piernas, llorando libremente.

"¿Bones?" Escuché una voz conocida acercándose a mí. "¿Estás bien?" Levanté la mirada para ver a Miranda.

"¿Que te importa? Déjame sola. Soy una basura, siempre tengo que dañar a todos los que me rodean. Llevo mi miseria a cualquier parte que voy... Siempre arruino todo."

"Es Marcel, ¿cierto?" Me puse de pie para quedar frente a ella.

"Ni lo menciones." Dije limpiando mis lágrimas. "Ya me voy, nunca debí venir."

"¿Y crees que te voy a dejar conducir ebria, sola y devastada hasta la universidad? Por supuesto que no. Yo te llevaré, dame las llaves del carro." Pidió estirando su mano.

"¿Por qué te importa? Si muero en un accidente será mejor para todos. Nadie me extrañará."

"Yo lo haré." La miré atentamente, esperando que se ría de mí, pero no lo hizo.