Eddie Munson vive con su madre, tiene amigos y una relación que lucha por salir a flote. De la noche a la mañana una madre y su hija, Kit, llegan a vivir bajo su techo. Kit carga con un mal pasado familiar , su padre es un alcohólico y drogadicto...
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Antes de comenzar con el capítulo, he decidido cambiar el nombre de la historia, ya que siento que éste es más representativo de lo que quiero transmitir, la trama sigue igual y no hay mayores cambios, sólo el nombre, eso <3.
Kit entró por primera vez a la habitación de Eddie, y era un mundo completamente nuevo, no había estado en el cuarto de uno desde los quince, y tampoco es que haya hecho cosas en la cama, era una niña dentro de todo.
— ¿Quieres una?— Eddie le extendió una botella, ella la aceptó a ojos cerrados. Algo en su interior le decía que Eddie era una persona en quien confiar, aunque él no hacía demasiado esfuerzo para que la relación entre ellos mejorara.
— ¿No hay problemas de estar en tu cuarto?— Kit miró al piso, avergonzada quizá. Su padre siempre le decía que no era bueno confiar en los hombres, eran todos la misma mierda, y que en cuanto tuvieran la más mínima posibilidad, se meten en tus pantalones. Matt fue su primer novio, y su casa era el escenario de una guerra cívil, Kit entendía a su padre, pero no entendía por qué le costaba tanto aceptar a su novio de ese entonces, si era un amor infantil, y dejaba entrar a ojos cerrados a Rory, su hermanastro de dieciocho años en ese entonces, si él era el monstruo que la atormentaba día y noche. Por otro lado, él la protegía de esos hombres que sin saber dejaba entrar a casa, pero a la vez, convertía la vida de su madre en un infierno.
— Hey...no te voy a morder— Eddie tomó su brazo con sus manos, haciendo alusión a una mordedura inocente de un perro, a los segundos inundó la habitación de una risa inocentona, eso calmó a la chica.
¿Por qué Eddie era así de lindo? Pensaba ella, y es que se sentía casi incapaz de pensar bien las palabras cuando estaba cerca de él. Sabía que tenía una novia, y que era guapa, y ella nunca intentaría verlo con otros ojos, porque sabía que Eddie nunca podría mirarla sin sentir un poco de pena, ella lo sabía, y lo notaba por el tono en que le hablaba.
— Mañana llueve, o eso he visto en el noticiero— la chica habló, evitando el contacto visual—Quiero salir a caminar, ¿Tienes alguna idea?
— ¿Me estás invitando a salir contigo?— Eddie se acercó a ella y le sonrió de oreja a oreja, aquello la confundió tanto, que se ruborizó.
— Oh, no...— ella se apartó levemente— No lo sé. Es decir, no quiero interferir en tu vida, ni en tus planes.
— Hablas como si fueras totalmente inferior— Eddie la miró sereno— ¿Por qué siempre usas ese tono? Eres demasiado joven y bonita como para estar así— Kit no entendía cómo un metalero de veinte años podía hablarle así, y por qué ella se sentía de esa forma cuando Eddie le hablaba sereno y con su mirada fija en sus ojos.
¿Le hablaría de la misma forma a Maddison?
¿Sería especial sólo con ella?
— Me conoces hace un par de días, no tienes idea de lo que pasa conmigo y con las personas que me ven— Kit apretó su labio inferior con sus dientes, Eddie notó que tenía un pequeño diastema entre sus incisivos inferiores.
