Eddie Munson vive con su madre, tiene amigos y una relación que lucha por salir a flote. De la noche a la mañana una madre y su hija, Kit, llegan a vivir bajo su techo. Kit carga con un mal pasado familiar , su padre es un alcohólico y drogadicto...
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Kit abrió sus ojos en medio de la noche , el cuarto de Eddie estaba totalmente oscuro y ella no podía conciliar el sueño. El chico yacía a su lado, con sus ojos cerrados, respirando, con su abrazo cruzando el vientre de Kit, mantenían el calor, sus piernas estaban en contacto, no quería salir de ahí, de la cama de Edward, pero su vista estaba fijada al techo, no podía pegar los ojos, tenía tantas preguntas, pero no dudaba de lo que había pasado, haber estado con él esa noche de su cumpleaños había sido una de las experiencias más extrañas de su vida, pero en el buen sentido, y es que tan sólo recordar la lengua de Eddie pasando por su cuerpo, le hacía apretar levemente sus piernas , pero por otro lado se sentía confundida respecto a cómo ella estaba actuando. La Kit de hace un año atrás no se hubiera creído el perder su virginidad con un metalero, con el hijo de la mejor amiga de su madre, ella pensaba que estaba destinada a la soledad y el vivir atormentada por sus demonios, probablemente Eddie contrarrestaba todo lo malo que sufrió en el pasado.
— Debo volver a mi habitación—Kit sacó con cuidado el brazo de Eddie, que la mantenía en el colchón.
— No te vayas Kit— Eddie habló entre sueños y la apegó aún más. Eddie seguía con su torso desnudo— Duerme unos minutos más conmigo—Continuó el chico y si fuera sido por ella se hubiera quedado con él, bajo las sábanas, abrazándose.
— Nos pueden ver—La chica logró salir de ahí, salió con la polera de Eddie puesta, y logró llegar hasta su cama que estaba fría, se abrigó bien para lograr dormir, tenía miedo, cuando estaba con él, podía olvidar las cosas, pero cuando se hallaba en su soledad, miles de recuerdos venían a su mente. Se alegraba de que su primera vez fue lejos de la vista de Rory, o su vida hubiera sido aún peor, ella tendría que soportar el acoso y los insultos de ese demonio, estaba sola, era un peluche al cual Rory podía hacer un tajo y quitar la felpa, mientras que ahora Kit se sentía con alguien más para poder luchar, se sentía como en una dupla, sentía que podía ir, tocar la puerta de la casa de su padre, encontrarse con Rory y como si tuviera poderes de telequinesis al igual que Carrie, lo azotaría contra la pared y lo haría sangrar por todos lados hasta drenarlo. Quizá eran pensamientos demasiado oscuros para una chica, pero la daga seguía en su pecho, y necesitaba removerla.
— ¿Así que ya se metieron entre tus piernas?— Rory la esperaba en la puerta, la había visto besarse con Matt.
—Eso a ti no te importa— la chica pasó de él , dejó su skate en el antejardín, pero él la tomó del brazo.
— ¿Él no sabe que yo te haré mía, verdad?— sus ojos verdes eran hermosos, pero él los hacía ver monstruosos. Kit entendía que el hecho de tener ojos de color no garantizaba ningún tipo de hermosura, Rory tenía unos ojos envidiables, pero los lucía como si fueran del mismísimo Freddy krueger, mientras que los ojos de Eddie Munson eran marrones, un color simple, pero la forma en cómo brillaban cuando veía algo que le gustaba, los hacían ser de los más hermosos que Kit jamás pudo ver, cuando ella se sentó sobre él y le enseñó esa piel que cubría su torso, Eddie sonrió de esa forma, con sus ojos brillantes, se reflejaban todos los sentimientos que un buen hombre podía experimentar.
