Eddie Munson vive con su madre, tiene amigos y una relación que lucha por salir a flote. De la noche a la mañana una madre y su hija, Kit, llegan a vivir bajo su techo. Kit carga con un mal pasado familiar , su padre es un alcohólico y drogadicto...
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Era un nuevo día, la noche anterior no tuvieron mayores problemas para entrar a la casa, Angela y Liv estaban dormidas y al otro día se levantaban temprano para ir a trabajar, compartían el mismo horario, razón por la cual Kit y Eddie aprovecharon la mañana solos para tomar desayuno y decidieron salir para acortar la tarde.
Kit miraba a Eddie conducir, siempre lo hacía, y sonreía al verlo, le gustaba la idea de que él sea el único, pese a que miles de temores la invadían día y noche, con él ella se sentía libre y sabía que podía confiarle sus peores temores, pero a la vez tenía tanto miedo de terminar enamorada como tonta, porque tenía ese presentimiento de que podría salir corriendo de ahí, y eso la limitaba a sentir todo lo que quería sentir, aunque al lado de Eddie, ella sentía que todo fluía en el camino correcto.
Kit dejó su mochila en las rocas , Eddie se quitó la polera de Dio que usaba ese día, vestía sólo de negro y Kit sin pensárselo demasiado se quitó la camisa a cuadros y sus Levi's azules, corrió sin importarle el hecho de que Eddie observaba su cuerpo de forma detenida, no de una manera lujuriosa, pero la miraba como si fuera su figura de colección preferida, podría contemplarla todo el día, y es que le encantaba cómo sus muslos se movían mientras corría, los hoyuelos de su espalda y los pequeños pliegues de su vientre, y es que Kit no tenía un cuerpo escultural, ella odiaba verse al espejo, pero Eddie no encontraba absolutamente ninguna falla en ella, y es que sabía que sus dedos se incendiarían de tan sólo llegar a tocar sus caderas, y eso le generaba emociones que no podía describir, y mucho menos confesárselas a Kit.
Eddie corrió tras ella, y antes de que ambos pudieran saltar desde el muelle al lago, la atrapó y se quedaron quietos, piel con piel, él la abrazó por detrás, no estaba dentro del libro el que Pennywise abrazara a Georgie, Eddie pensó y se rio para él mismo. Kit se volteó para verlo mejor, los ojos marrones de Eddie eran incluso más cálidos que los azules de Kit, que eran fríos y casi filosos.
La chica lo empujó sin piedad al lago, Eddie no lo tenía en sus planes, pero alcanzó a atrapar la mano de Kit y ella se hundió con él, se miraron de reojo bajo el agua, entre una escala de verdes a azules, con los rayos del sol cruzando esa otra dimensión acuática, Eddie evitaba pasar mucho tiempo bajo el agua, ya a los segundos recreaba escenas en su cabeza, escenas escalofriantes, como que el Monstruo del Lago Ness habitara las aguas del Lago de los amantes. Salió a la superficie con su corazón acelerado, Kit salió a los segundos después. Nació de ella acortar esa poca distancia entre ambos y se besaron en medio del lago, estaban solos, nadie los veía por ahí, Eddie tomó a la chica de la cintura y la apegó a él, ella sintió los dedos de Eddie contra su piel, y lejos de molestarle aquella sensación, le gustaba, ella pasó sus manos por su torso desnudo, le gustaba sentirlo así, ella era más pequeña en estatura, sus labios llegaban a su cuello, como si sus cuerpos estuvieran predestinados para encajar el uno con el otro. Los labios de Eddie eran cálidos, no perdían el tiempo hablando, se comían la boca en medio del lago y ninguno protestaba en señal de querer terminar, y es que no estaban de forma clandestina y eso les hacía querer no despegar sus cuerpos mojados.
